Navantia socio tecnológico en Brasil. Así, con esta frase, titularon determinados medios de comunicación brasileños –según lo publicado por este y otros periódicos, el pasado día 9 de febrero– la participación de Navantia en el proyecto de astillero de reparación que la sociedad Galictio (Tecnymo, ElectroRayma, Indasa y Gabadi) tiene previsto construir en el puerto de Suape en el estado de Pernambuco. Y esta noticia sobre Navantia y Galictio, que muchos ferrolanos aplaudieron por lo que puede significar para algunas de nuestras empresas auxiliares del sector naval, creo sin embargo que es una iniciativa que por los aparentes apoyos conseguidos, tendría que ser analizada mucho más en profundidad de lo que hasta ahora se hizo, por las consecuencias negativas que de ella se pudiesen derivar para el negocio de la reparación en nuestra ría.
Y es que no se entiende muy bien que la empresa principal se convierta en aliado tecnológico de las que ahora son sus auxiliares en Ferrol para hacer inversiones en el extranjero, pues ello puede significar el convertirse en competidora de sí misma a nivel internacional. Y francamente, eso es algo que no tiene mucho sentido. Por lo tanto, creo que estamos ante una situación que es sumamente importante que se aclare por lo que a Ferrol y comarcas le atañen. Y en ese contexto, entiendo que, bien Navantia, o bien el mismo comité de empresa, deberían aclarar públicamente el alcance de ese aparente compromiso –insisto, según medios de comunicación brasileños– de Navantia con el grupo Galictio en esa aventura sudamericana.
Es necesario que se aclare a que nichos de mercado se va dedicar ese futuro centro de reparación, pues en función de su especialización, así estará afectando en mayor o menor medida a los intereses ferrolanos. Y ya no solo en cuanto a la especialización, si no también en cuanto a las capacidades que ese futuro astillero pueda ofertar. La lejanía geográfica no debe de llevarnos a no considerar o a infravalorar esta operación, pues los buques a los que este astillero de reparación va a optar, al menos en principio, son los de Transpetro, la filial de transportes de Petrobras, y estos, ahora reparan mayoritariamente en Corea del Sur, es decir, en las antípodas de Brasil, lo cual significa, qu e la lejanía muchas veces y en este caso queda patente, no es ningún obstáculo para conseguir al cliente. Y es que no lo es ni siquiera, aunque si es un factor a tener en cuenta, la ruta habitual por la que opera el buque. Es decir, con una buena y adecuada política comercial, los buques brasileños también se podrían reparar en Ferrol. ¿Por qué no?
Estamos ante una situación un tanto anómala, lo que se dice, muy poco habitual. Pues nos encontramos ante lo más parecido a una UTE (Unión Temporal de Empresas) que aunque con aparentes garantías de estabilidad y continuidad en el tiempo, presumiblemente consiguió hacerse con apoyos que tienen difícil justificación si pensamos en Ferrol. Por un lado e insisto una vez más, según lo aparecido en medios de comunicación brasileños, parece que tiene el apoyo de Navantia, una empresa, que curiosamente y aquí en Ferrol, necesita de mejoras en infraestructuras para no perder mercado y al mismo tiempo, para poder posicionarse definitivamente al más alto nivel en el mercado gasístico de última generación, y por otro, tiene el apoyo institucional – ya sabremos más adelante si financiero también – de un gobierno autónomo con grandes necesidades de inversión en su propio país. Un gobierno, que con este apoyo va a potenciar, con empresas de Ferrolterra –e ahí una de las cosas inexplicables– algo en el exterior, que el propio presidente de ese mismo gobierno prometió a todos los ferrolanos.
Y es que no es normal que cuando más necesitados estamos en la Ría de Ferrol de inversiones y de creación de empleo, nuestra administración autonómica anime y ayude a las empresas de Ferrolterra, a invertir en el exterior. No, no es fácil de entender. Como tampoco es fácil de entender, como el director del Plan Ferrol, Alejandro Langtry, (director de una entidad que está para captar y orientar a nuevos inversores para esta zona) puede estar en primera línea apoyando esa iniciativa, como ya estuvo, en una presentación del proyecto en Narón con motivo de una visita de uno de los responsables de Transpectro.
Estamos hablando de un proyecto serio, muy serio, un proyecto que según la prensa brasileña, requiere de una inversión de más de 322 millones de euros (más de 53.000 millones de las antiguas pesetas) que una vez operativo y a pleno rendimiento, llegará a generar hasta 4.000 nuevos puestos de trabajo. Por ello, no parece razonable tener en nuestra casa a quienes están dispuestos a hacer inversiones y generar riqueza, y nosotros, tan necesitados de ellas, les animemos y ayudemos para que lo hagan a miles de kilómetros de distancia.¿Se puede entender esto?
Jesús Varela Rivas
1 comentario:
Que bien montado se lo tienen los de GABADI e INDAGASA, le pagan a todo el que se mueve dentro de reparaciones y es permiten el lujo de llevarse de viaje a la dirección del astillero, que verguenza que corrupción hay en este astillero. Y ya no vamos a hablar de Vila (de tuberos en carenas) que tiene el coche a cuenta de CALSOMATU.
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