El hundimiento del sector deja firmas en quiebra y aboca al paro a los operarios auxiliares

Tres meses y llega el abismo. Nunca antes los
astilleros de la ría ferrolana habían llegado a esta situación extrema,
con las dos plantas acuciadas por la falta de trabajo y sin perspectivas
de que, a corto plazo, vaya a resolverse esta situación. La antigua
Astano está sin ocupación y en la vieja Bazán los operarios se afanan
por acabar el único barco en cartera, el Adelaide, que dejará
Navantia el próximo diciembre. El goteo de despidos comenzó hace ya más
de dos años y hay decenas de trabajadores que ya han agotado sus
prestaciones. La crisis más dura del sector se ha llevado por delante
empresas de referencia en la comarca como Talleres Cachaza, Elecnaval y
Tecnymo, ha obligado a hacer la maleta llevándose sus conocimientos y
experiencia a operarios cualificados y ha hundido a la comarca en una
recesión que ha disparado las listas del paro, cerrado comercios y
expulsado del mercado laboral a miles de personas. El crac ya está aquí.
Los protagonistas de la crisis del naval se mueven entre la decepción
por las promesas incumplidas y la esperanza de que lleguen nuevas obras
para que el motor de la economía de Ferrolterra pueda ponerse de nuevo a
andar.
daniel grueiro, acaba de ser despedido de nervión
«Nunca pensé que tras dos años de
movilizaciones no consiguiésemos trabajo». Ha participado en todas las
movilizaciones y acciones llevadas a cabo en los dos últimos años en
defensa del sector y para reclamar carga de trabajo. Pero Daniel
Grueiro, como otros centenares de compañeros de otras subcontratas, ha
sido despedido recientemente de la firma Nervión, al acabar el trabajo
que tenía en la antigua Astano. «Nunca pensé que en dos años de
movilizaciones no consiguiésemos carga de trabajo. Lo peor es que vemos
que nos siguen mintiendo», se lamenta en relación con las promesas
políticas. Afirma que si tras finalizar este año no se reactiva el
sector, no descarta emigrar.
emilio garcía, ingeniero de dinaín
«A longo prazo, saír fora é a vía». Pertenece a
la plantilla de la empresa de ingeniería Dinaín, que aplica un ajuste
temporal para su plantilla. Pese a la caída de la obra en la ría
ferrolana, la firma ha logrado contratos en Brasil -en donde cuenta con
una oficina- y en Emiratos Árabes, que le despejan ocupación hasta cerca
de marzo del próximo año. Sostiene que, aunque Navantia logre nuevos
encargos que reactiven de nuevo la ocupación, al ser el naval un sector
«con moitos altibaixos, a longo prazo, saír fora é a vía, para non
depender ademáis dun único cliente».
bruno rodríguez, trabajador de eymosa
«Las empresas de la comarca están cayendo
todas». Esta misma semana ha conocido que su empresa ha presentado
concurso voluntario de acreedores, acuciada por la falta de trabajo. En
sus momentos plenos de actividad, con obras en el naval y pedidos de
envergadura y estables en el eólico, la firma empleaba a más de 200
trabajadores. Hoy queda cerca de una treintena. «Las empresas de la
comarca están cayendo todas. Lo más seguro es que esta, que no tiene
trabajo, pero también está rechazando obras en Reparaciones, acabe en la
liquidación», lamenta. Pendiente de todas las noticias sobre el flotel
que no acaba de arrancar y sobre el posible encargo de los buques
gaseros para Repsol y Gas Natural, está convencido de que a corto plazo,
el destino de la plantilla de Eymosa, si no cambian las cosas «es ir
para el paro».
vicente vidal, operario del sector y portavoz del metal de la cig
«Sei de compañeiros que marcharon para Suiza,
Portugal, a Tarragona, aquí non hai nada». «Estiven falando con
compañeiros que levan tres anos no paro. Hai xente que marchou para
Suiza, outros para Portugal, e para paradas de centrais en Tarragona, e
que aquí non hai nada», se lamenta. Recuerda que aunque se logren obras
para el sector, aún restará al menos un año para que generen ocupación
para muchos operarios, «e mentras tanto aquí na comarca afundimos».
raquel abeledo, se fue al naval de cartagena
«El naval no tiene futuro sin compromiso
político con el sector». Trabajaba en el naval ferrolano y se marchó
hace cinco años a Cartagena cuando su empresa, Fluidmecánica, abrió en
esa ciudad una delegación para atender los encargos de Defensa.
Considera que el naval en España se empezó a morir en los años 80, y
ahora está agonizando. Lamenta que, pese a haber mercado, ni España ni
Europa apuesten por esta industria y dejen que continúe la fuga de
personal cualificado. Achaca al «austericidio» de los gobiernos
comunitarios el drástico recorte de los presupuestos de Defensa y con el
el tijeretazo a los encargos. «Ferrol lo tiene especialmente más
complicado. La dependencia del naval para la comarca es absoluta. Hay
mucha empresa especializada, pero si el astro rey que es Navantia deja
de brillar, las empresas satélites morirán o tendrán que emigrar a otra
galaxia si pueden. Y cuando todo cambie, que cambiará, costara mucho
retomar la actividad, Se habrá perdido el mayor de los valores, el
humano», lamenta.
marcos amieiro, trabajó en róterdam y ahora en una auxiliar
«No sé lo que va a pasar pero en nada no habrá
donde clavar una punta». Pasó por la experiencia de tener que emigrar
al naval holandés debido a la falta de trabajo en la comarca y después
por la quiebra de la empresa en la que se encontraba, TAE. Pero tras
pasar unos meses en el paro ha vuelto a tener faena en una de las firmas
que asumió la obra que desarrollaba su anterior compañía. «Estamos
trabajando en el barco australiano, pero ya nos avisaron que en menos de
dos meses se acaba todo», afirma. Por ello, las perspectivas no son
nada halagüeñas. «No sé lo que va a pasar pero no hay en donde clavar
una punta», afirma, al mismo tiempo que explica que en el interior del
astillero «estamos viendo unos 15 despidos cada semana y piensas que a
lo mejor es tu empresa la que la semana siguiente va a empezar a
despedir».
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