lunes, 15 de julio de 2013

Navantia subió su coste laboral un 22% en la crisis, con 184 millones de pérdidas


M. Á Gavira / J. M. Triper
8:41 - 15/07/2013
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  • Uno de cada cinco euros ingresados entre 2007 y 2010 iba a gastos de personal
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Trabajador de Navantia en una manifestación en noviembre de 2012.Foto: Reuters.
Los gastos laborales de Navantia se dispararon casi un 22% los años en los que el astillero público militar acumuló unas perdidas de 184 millones de euros. Según se desprende del informe fiscalizador del Tribunal de Cuentas para los ejercicios 2007, 2008, 2009 y 2010 estos costes pasaron de 261.070 millones de euros en el ejercicio de 2006 a 317.916 millones de euros cinco años después. Así, en 2010 uno de cada cinco euros que Navantia ingresaba por la venta de barcos iba a parar a gastos de personal. Gráfico: los astilleros públicos militares no cumplen las expectativas
El estudio revela que la mayor parte de esta subida en los costes laborales se debe al capítulo de sueldos y salarios, un incremento que no está justificado por el aumento de la plantilla de la compañía pública, ya que en el periodo fiscalizado Navantia ha pasado de tener 5.488 empleados a contabilizar 5.511 trabajadores.

Subidas de sueldo

De los 29 millones de euros de incremento, 21 millones se deben a la subida de sueldos. Uno de los motivos de este incremento es el espectacular crecimiento de los técnicos superiores en casi un 22%, hasta 1.030. Para el Tribunal de Cuentas una de las causas de este fenómeno es que la compañía tuvo que subir de categoría a muchos empleados licenciados para cubrir plazas vacantes surgidas tras las prejubilaciones previas a la creación de Navantia. También habría otro motivo bastante evidente: el astillero público se vio obligado a reincorporar personal que pertenecía a los astilleros privatizados y que regresó a la compañía tras el cierre de la actividad en los mismos.
Cuando se creó Navantia, el Gobierno se vio obligado a segregar el negocio de los astilleros públicos civiles de los militares para evitar una grave sanción de Bruselas. Para ello privatizó las cuatro instalaciones con mayor actividad civil.
El problema es que firmó un contrato de garantías laborales y en el año 2012 Sepi e Izar (los antiguos astilleros públicos antes de ser segregados) tuvieron que asumir unas 326 prejubilaciones provenientes de Gijón (115), Sevilla (94) y Sestao (117). De ellos, se indemnizó a 19 trabajadores y se recolocaron a 99 empleados. Para ello, Izar tuvo que constituir unas provisiones de 112 millones de euros.
En sus conclusiones, el Tribunal de Cuentas da un tirón de orejas a Navantia, ya que considera imprescindible que los astilleros militares públicos "definan una estrategia empresarial cuyo objetivo sea el incremento de la competitividad de la empresa mediante el necesario control y racionalización de costes, en particular de los costes de personal, y que, además, reorienten básicamente su labor comercial a los ámbitos concretos de su actividad en los que ésta resulte mínimamente competitiva.

Situación preocupante

El Tribunal de Cuentas advierte de las consecuencias de la actual situación de Navantia, que ha registrado pérdidas continuadas durante los últimos ejercicios, la caída notable de los excedentes de tesorería, la bajada del patrimonio neto y la evolución a la baja del volumen de negocio y la cartera de despedidos.
En este último aspecto, Navantia apenas vive de los encargos que realiza el Ministerio de Defensa, unas expectativas cada vez más negativas si se tiene en cuenta que las Fuerzas Aéreas han presentado un plan de reducción de inversión en los principales programas militares.
El informe de fiscalización cree que en un plazo no muy lejano el principal accionista de Navantia -la Sepi, Sociedad Estatal de Participaciones Industriales- se va a ver obligado a realizar aportaciones de capital para compensar en lo posible la preocupante reducción de su patrimonio neto.
Otra de las advertencias del pormenorizado análisis es que Navantia se marca todos los años unas previsiones de presupuesto anual (ver gráfico) y en los ejercicios 2007, 2008 y 2009 se incumplieron de manera preocupante los objetivos previstos en el mismo con notables diferencias.
Tal vez, el caso más preocupante es en el año 2009. En ese ejercicio, Navantia se fijó un volumen de negocio de 1.852 millones de euros y unas perdidas netas de 17,7 millones de euros. Pues cualquier parecido con la realidad fue pura coincidencia, ya que los astilleros militares acabaron el año con una facturación de 1.585 millones de euros (275 millones de euros menos que lo presupuestado) y con unos números rojos de 82,6 millones de euros, casi cinco veces más de la estimación al comenzar el ejercicio. Solo en 2010, ultimo año fiscalizado, se dio una previsión más fiable de las pérdidas.

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