El astillero de Puerto Real tiene todas las opciones para desarrollar el proyecto y comenzar la producción en 2014
30.07.13 - 00:26 -

Renovarse o morir. Navantia inició en 2010 el delicado
camino hacia la diversificación de su producción para ampliar nuevas
líneas de negocio distintas a la construcción naval. Las dificultades
que presentaba el mercado militar obligaron a esta compañía española a
buscar nuevos horizontes. Así, con el paso del tiempo, Navantia ha
logrado conquistar dos nuevos nichos de mercado que le permiten, de
momento, abrigar esperanzas de futuro. Por un lado, la reparación de
cruceros y, por otro, su participación en la actividad offshore. Esta
última área de negocio ha tenido en los últimos meses un importante
desarrollo.
La compañía ha entrado a formar parte de un consorcio
internacional, integrado por nueve empresas de seis países europeos.
Este holding, que cuenta con la participación de la entidades españolas
Gamesa y Acciona, tiene como objetivo desarrollar la tecnología y la
infraestructura necesaria para la implantación y posterior explotación
de parques eólicos marinos. El astillero de Puerto Real, paralizado
desde primeros de 2012 por falta de carga de trabajo, cuenta ahora con
todas las papeletas para ser el centro de producción de estas
plataformas flotantes.
Los ingenieros de estas empresas llevan unos tres años
inmersos en la investigación y desarrollo de esta nueva tecnología. Así,
el primer prototipo de la subestación que se encargará de transformar
la energía eólica en eléctrica se desarrolla en los despachos técnicos
de los astilleros de Ferrol y Puerto Real. Esta subestación tiene unos
40 metros de altura de los que 20 son sumergibles y está diseñada y
capacitaba para transformar en energía eléctrica la energía que aporten
60 molinos de viento.
El consorcio está formado también la inglesa RSK, la belga
Greenovale y las alemanas Fraunhofer, University of Stuttgart y la
danesa Teach Olav Olsen. Este combinado empresarial pretende imponerse
en el negocio eólico marino a partir de 2015, fecha en la que tienen
previsto montar su primer parque eólico al sur de Europa.
Cabe recordar que en julio de 2011, el entonces consejero
delegado de Navantia, Luis Cacho, firmó un contrato con Acciona Energy
para desarrollar la tecnología eólica y supuso el primer paso en firme
de la compañía naval hacia el sector de las renovables.
Tres proyectos offshore
Fuente de Navantia han confirmado a LA VOZ que la empresa
trabaja en esto momentos en tres proyectos eólicos de calado. Se trata
de Seamar, orientado a la construcción de plataformas y jacket, el In
Off Met, vinculado a la tecnología offshore, y el más avanzado, el que
se desarrolla a través del consorcio Floatgen, especializado en el
diseño y construcción de plataformas flotantes para molinos eólicos.
Además, el proyecto incluye la construcción de las subestaciones de
transformación, torres meteorológicas y la construcción de los buques
para su transporte.
Los trabajos más directos de este proyecto los desarrolla
el departamento de eólica marina de Navantia Fene-Ferrol que elabora un
prototipo de subestación de transformación de energía en alta mar, en
colaboración con el astillero de Puerto Real y con la dirección de las
oficinas centrales de Madrid. Concretamente, en la ría gallega, una
veintena de trabajadores conforman esta unidad de negocio, en la que la
empresa pública tiene puestas muchas expectativas, ya que si bien admite
que a corto plazo no va a generar ocupación para sus astilleros, sí
puede hacerlo a medio y largo plazo. La compañía lleva desde 2010 en
proceso de investigación y la previsión es que la producción tanto de
plataformas como de subestaciones comience el próximo años para poder
instalarlas en 2015.
El prototipo de la subestación en el que se trabaja ahora
está configurada con tres cubiertas, cuenta con una plataforma superior
para el aterrizaje de los helicópteros, ya que si fuese necesario
transportar hasta la zona personal o equipos. La subestación cuenta
también con habitáculos con capacidad máxima para ocho personas, el
personal de mantenimiento que sería necesario para realizar las tareas
de revisión periódicas. Navantia desarrolla los prototipos en
colaboración con varias compañías, aunque está previsto que en pocos
meses una de ellas evalúe los trabajos y decida sellar una alianza para
acudir a los mercados con este proyecto.
El varapalo alemán
Navantia ya ha intentado meter la cabeza en el mercado
eólico con un proyecto en firme, sin embargo, no hubo suerte. A mediados
del pasado febrero, la compañía perdió un contrato eólico en Alemania.
Más de un año de trabajo por parte del equipo de Ingeniería de Navantia
en Puerto Real se fue al traste. La compañía española se quedó sin el
contrato para construir una plataforma eólica marina en las
instalaciones puertorrealeñas para una empresa alemana. El Gobierno
alemán había concedido los trabajos para la construcción de dos
plataformas anteriores, para sendos campos eólicos. Esos dos contratos
se firmaron con la empresa Penet, que en teoría iba a propiciar que los
trabajos de la tercera estructura se hicieran en el dique gaditano. Sin
embargo, Alemania decidió otorgar el tercer contrato a la empresa
Alston, que había tomado la opción de llevarse a un astillero germano
dichas obras. Esta actuación hubiera supuesto para Navantia alrededor de
1,5 millones de horas de trabajo y, sobre todo, «la opción de que
después hubieran llegado entre ocho y nueve plataformas más».
La opción de la energía eólica es el discurso que ha
mantenido desde el primer momento el presidente de la compañía, José
Manuel Revuelta. Durante una de sus visitas a Cádiz, revuelta destacó
que la viabilidad de los astilleros de la Bahía estaba garantizada y la
potenciación de su carga de trabajo debían venir por la diversificación
de su producción. Pero este mensaje de optimismo no ha terminado de
convencer a los representantes de los trabajadores, ya que no ven
plasmados en papel ningún tipo de acuerdo que garantice esa viabilidad
de la que habla. Navantia tiene abiertos varios frentes en el plano
internacional pero ninguno termina de cuajar. Venezuela, de momento, no
contrata más patrulleros; Turquía aplaza el concurso para la
construcción de su portaaviones; Catar, tras el relevo en el emirato, no
aprueba la ansiada renovación de su flota y Arabia Saudí tampoco ha
dado luz verde a sus inversiones.
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