Hace
relativamente poco tiempo que los ferrolanos nos familiarizamos tanto con la
palabra Dumping, que ésta terminó siendo como un vocablo más de nuestra propia lengua.
Casi toda la sociedad de Ferrolterra sabia que ejercer eso del Dumping, era
algo así como vender las cosas por debajo de su coste real, es decir, practicar,
con el producto que fuese, una competencia desleal en el mercado. Y claro, al
tratarse de barcos y por lo que de forma directa nos afectaba y afecta aquí en
la Ría de Ferrol, hubo un momento en el que la voz de toda Ferrolterra se
convirtió en un solo clamor y protestó contra todo lo que fuese o estuviese
relacionado con los astilleros asiáticos.
Si, todos gritamos contra ellos, y lo
hicimos, sin detenernos a pensar que al enemigo también lo teníamos en nuestra casa.
Nosotros, los europeos, estuvimos y estamos alimentando y potenciando ese
Dumping asiático contra el que todos clamamos. El 75 %, aproximadamente, de los
buques que se construyen para los armadores y navieras de Europa son hechos en
astilleros asiáticos y además y en algunos casos ( no sé exactamente en que
cuantía ) con el agravante de que se hacen mediante ayudas de la propia Unión
Europea. Entonces siendo esto así y lo es ¿Contra qué gritábamos? ¿Hasta dónde
estábamos legitimados los europeos para protestar contra los países asiáticos
si nosotros también alimentábamos esa situación?
Formamos parte de una sociedad que
vive en el ámbito de la economía de libre mercado, por lo tanto, tenemos que
entender que cada país defienda sus intereses como mejor crea conveniente
hacerlo y otra cuestión será, el que esa manera de autoprotección económica, sea
algo que esté regulado adecuadamente bajo un cierto consenso internacional. Los
países europeos más que mirar para Asía debieron de haber mirado para si
mismos, es decir, para Bruselas, y exigir, cada uno con los medios de que
dispusiese, negociar un acuerdo marco que sirviese para un nuevo orden
internacional dentro del naval, de igual modo que los hay en otros sectores
comerciales.
¿Qué hizo Bruselas ante la
incapacidad, más que manifiesta, para encontrar una solución a ese conflicto de
intereses? Pues permitir que cada país miembro ejerciese, dentro de su
territorio, un sistema de subvención que le permitiese minimizar y contrarrestar
los efectos que en sus economías tenía la construcción naval de los países
asiáticos por las ayudas gubernamentales que recibían. Y así de esa manera, es
como nace el “ Tax Lease “.
¿Qué significa y qué es el Tax Lease? Tax Lease significa impuesto de arrendamiento. Es una
auténtica obra de ingeniería financiera que precisa de cuatro actores y que
desarrolla toda su estrategia en un tiempo que actualmente está marcado en
cuatro años. Los cuatro actores son: Un astillero. Un armador o naviera. Una
entidad financiera (Banco o Caja) y una Agrupación de Interés Económico.
¿Cómo funciona?
Básicamente se comporta de la siguiente manera: El armador encarga la
construcción de un buque a ese astillero. Ese buque, aún en construcción, el
armador se lo vende a una compañía de “Leasing“ y ésta, a su vez, realiza una
operación de “Leasing“ con una Agrupación de Interés Económico (AIE). Posteriormente,
esa Agrupación de Interés Económico, arrienda, con una opción de compra, el
buque al mismo armador que en principio había encargado su construcción, y ya
como remate final, el armador termina haciendo efectiva esa opción de compra
quedándose con el buque en propiedad.
¿Por qué se suspende el Tax Lease español? Pues sucede que algunos
constructores europeos consideraron como una intromisión, en el ámbito de sus
intereses, la construcción de 4
remolcadores para operar en el puerto de Amberes por parte de astilleros Boluda
de Valencia, y como en España se estaba aplicando un Tax Lease que alcanzaba
hasta el 30 % del valor del buque en exenciones fiscales frente al 20 % que se
practicaba en el resto de la Comunidad, la empresa holandesa, Damen Shipyard, decide
denunciar el Tax Lease español ante la Comisión de la Competencia. Esta
denuncia obtiene, de forma inmediata, el respaldo de otras empresas de la misma
Holanda así como de diferentes empresas de Noruega, Francia, Inglaterra y
Portugal. Lo que hace que la Comisión tome la decisión de la suspensión de
nuestro Tax Lease actual, y de ahí, nuestra situación en el sector. Un sector
que por cierto, ya sabía desde hacía meses, antes de la denuncia, lo que se le iba a venir encima y a pesar de ello,
nadie hizo nada para evitarlo y esquivar así los desastrosos efectos que la
suspensión trajo consigo.
De cualquier forma y volviendo al
origen, lo cierto es que los europeos clamamos cuanto pudimos por el Dumping
asiático para luego terminar practicando de igual forma también, la competencia
desleal. Que curioso, quien a nosotros nos castigó por las ayudas consideradas
ilegales al sector ( pensemos en ASTANO ) es luego quien nos dice como debemos
hacer la trampa pero sin que parezca que se hace.
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