Dentro de dos o tres años se acabó hacer buques militares porque Economía no puede sostener un 15 o 20% de pérdida en los barcos que hacemos para Noruega o Australia, que por eso nos los compran. ¿A qué se van a dedicar los cinco diques que tenemos, o los cuatro kilómetros con calado medio de siete metros o las 42 grúas y naves que allí tenemos, además de la mejor fábrica para soldar tubos para barcos?
Hay que apostar por la construcción naval militar pero también mercante, la transformación y carenado de buques y la reparación porque estamos en un lugar impresionante de entrada y salida de buques en Europa. También hay que dedicar a eso Bazán, porque se queda sin trabajo, pero no tienen ni un pelo de tontos: los 200 trabajadores que se quisieron ir a Fene tienen todos más de 52 años y se van prejubilados en el momento en el que deje de hacerse el primer bloque para un barco. Allí lo que hacen es cortar chapa cuando sobran talleres en Navantia Ferrol y así se encarece todo.
El puerto exterior es otro de los puntos fuertes del municipio, ¿vería bien una unión con el de A Coruña?
A mí me da igual como funcionen. A Coruña va a dar una pérdida bestial y la diferencia entre los dos es que uno va con una partida del Ministerio de Fomento y el puerto de Ferrol se está pagando con financiación propia con lo cual vas a estar muchos años obteniendo cifras positivas. ¿Que se le pregunte a la refinería de Repsol cuánto está pagando de más por no colocar un bombeo en el contrafuerte de Ferrol? Ese es el tráfico que tendrá el de A Coruña porque el resto no tienen nada garantizado: el carbón, adiós y contenedores cero. A los seis meses después del primer invierno del puerto operativo, el tráfico va a ser cero porque el armador no es ninguna administración pública y los que mueven mercancías las mueven a unos precios internacionales que se subastan el año anterior, nadie va a aguantar fondeado en Ares en espera de que se ponga el mar bien para ir a puerto. Tendrán que estar unidos porque Ferrol tiene tráficos todo el año y sino no van a sobrevivir. En cuanto a la falta de tren al puerto exterior llevan haciendo estudios medioambientales y retrasándolo años pero es un túnel de 7 kilómetros y medio y ahí ni hay pajaritos que matar.
¿A su juicio, Reganosa debería haber estado en ese puerto?
El puerto exterior se hizo por una decisión de la Consellería de Industria y el consumidor más importante de gas de toda España era la empresa de Roberto Tojeiro. La empresa pública Enagás me propuso 106 puertos para hacerlo y elegí uno que no estaba en la lista. Lleve a Fraga a ver el lugar y le dije que sólo hacía falta el cemento, porque el calado y el amparo estaban. Cuando se produce mi relevo el Gobierno gallego toma la determinación de meter la regasificadora dentro de la ría con un peligro flagrante e incumpliéndolo todo. Hemos hecho expedientes a Estrasburgo reclamando lo que correspondía. Tojeiro quería una planta de gas que iba a estar en el puerto exterior y el proyecto está ahí hecho por Enagás. Roberto no fue culpable de nada, lo fueron quienes les consintieron técnicamente. No estoy hablando ni siquiera del político porque si los técnicos hubiesen tenido lo que hay que tener a la hora de servir a un político no se hubiesen brindado a lo que se brindaron.
¿Por qué en Galicia hay tanta competición entre aeropuertos, puertos...?
Tres gilipollas no sé cual de ellos mayor están impidiendo triunfar a los aeropuertos. Cuando se tardaba dos horas y media de Vigo a A Coruña era difícil pero ahora con uno potentísimo y las comunicaciones que tenemos llegaría. Lo que está hecho no se va a deshacer, pero el problema es estar ampliando y gastando. Parece que el tema es ver quién se pone de primero, segundo y tercero en el pódium. El único puerto potente que queda es Ferrol y estaba pactado que Citroën acercase los coches por carretera pero a alguien le dolía y no se hizo. Las decisiones políticas nunca se toman analizando en profundidad la economía para ser más competitivos.
Como conselleiro de Industria fue pionero en introducir las eólicas en Galicia. ¿Cómo ve la evolución del sector en los últimos 20 años?
Yo el decreto eólico lo hice por casualidad. Cuando estaba en Astafersa empezamos a hacer palas para molinos y fue una casualidad que supiera del tema. Redesa no tenía red en Galicia salvo para evacuar de las dos grandes plantas de Cerceda y As Pontes; el primer parque fue en Zas y teníamos que evacuar a 60 kilómetros del lugar donde se generaba la energía. Nunca se pensó en cualificar zonas que aunque se perdiese un poquito de rendimiento en el viento pudiésemos inyectar en red la energía generada de inmediato. Seríamos mucho más competitivos y podríamos poner los intereses más arriba pero las decisiones en Galicia se toman pensando en los cuatro años que estás gobernando. A mí me preocupa el frenazo que tuvimos hace dos o tres años. El primer enfrentamiento fue el ruido y los pájaros porque iban a morir a barrer. Yo no digo que no mueran y si se puede evitar mejor pero sinceramente prefiero que la gente viva mejor, lo que se ha consentido en los ríos con las minicentrales es mucho peor.
También creó el recinto ferial de Silleda, ¿por qué se fue a pique?
No funcionó porque debía ser la verdadera feria de muestras y los líderes provinciales quisieron seguir con sus encuentros locales por tradición. La idea era buena pero es difícil sostener todo aquello: fracasó porque me fui y porque lidiar con los líderes es imposible. El recinto se podría usar ahora, por ejemplo, como lugar de formación para la agricultura.
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