lunes, 1 de noviembre de 2010

El naval, de nuevo al sol

La película de Los lunes al sol lo reflejaba con crudeza. La reconversión naval, particularmente dura en las rías de Vigo y Ferrol. Fue dura en pérdida de puestos de trabajo, dura en el aspecto humano y terrorífica en el apartado psicológico de cientos y cientos de personas. Nunca volvieron a ser los mismos, aunque algunos volvieron a encontrar trabajo. El conflicto de Ascon en la ría de Vigo marcó un récord por entonces en el panorama laboral de este país .

Más de diez años buscando soluciones y manifestaciones diarias por las calles de Vigo que sumaron al paisaje de sus calles a los trabajadores del naval. Vinieron tiempos mejores y solo la iniciativa privada levantó al sector que volvió a conocer tiempos felices con la cartera de pedidos llena. Fue cuando la célebre película se llevó a cabo y nos parecía un testimonio de una época para recordar. Pero no es así. La película de Los lunes al sol se vuelve a proyectar en los astilleros gallegos.
Hace solo un par de años esas carteras de pedidos de las empresas del naval estaba ocupadas y se prometía trabajo por lo menos para un lustro. Pero llegó la crisis global. Pedidos que fueron cancelados, navieras que no encontraban dinero en las entidades autoras de la crisis, cambio de preferencias y caída en picado de la construcción naval deportiva y de ocio y, como no, malas gestiones empresariales en la abundancia dieron al traste con ese panorama feliz.
Añadamos la última y dura huelga del sector que con la CIG al frente sirvió de disculpa para despidos y regulaciones. La situación hoy día nos hace temer que, de nuevo, la reconversión llama a la puerta. Así de crudo. Vulcano es un ejemplo, pero por detrás están Rodman y sus filiales, Barreras y algunas de su contratas, astilleros en fase concursal y la cartera de pedidos casi vacía.

Si escuchamos a los portavoces de Navantia en la ría de Ferrol, lo mismo. Ni el gobierno ha asegurado la construcción de las fragatas anunciadas porque no hay un euro para ello. El paro llegará enseguida. Una nueva reconversión naval vuelve a los escenarios. Así de cruda y a la que hay que enfrentarse ya, sin esperar a que los cientos de trabajadores gallegos se pongan a tomar el sol toda la semana. Es loable el intento de la Xunta de ir restañando grietas en empresas y en el sector, pero el diagnóstico tiene que ser global. Estamos comprobando que al PSOE, como sucedió décadas atrás, le importa un pito la situación y los escasos votos gallegos le aportan.

Esto no es Andalucía.
La empresa privada superó aquella crisis con iniciativa propia, con alta tecnología, nuevos e innovadores proyectos aprovechando la gran cualificación obrera de nuestros paisanos. Ahora no hay pedidos, o hay que buscarlos debajo de las piedras, pero urge encararse a ella de una manera global. Pero mucho nos tememos que en Santiago, donde se vuelve a la política de mesas camillas, partidistas, de tertulias de gurús de salón a los que no les afecta el naval, como no les afecta el problema lácteo o de nuestro agro no aporte alta política a un problema que puede hacer mucho daño en Galicia.
El jueves se convoca una manifestación en Vigo para que Pymar ponga cuatro miseros millones de euros para que Vulcano termine un buque sísmico que por lo menos ponga una tirita en la herida que no deja de sangrar. Un buque sísmico que sin salir de las gradas puede detectar, ¡qué paradoja!, el gran movimiento y temblores de un sector que parece, nuevamente, condenado a muerte.
xornal.com

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