domingo, 3 de octubre de 2010

Las dos reconversiones navales acabaron destruyendo unos 45.000 puestos de trabajo

La Xunta protestó, sin éxito, en 1983 para evitar el desmantelamiento en Vigo y Ferrol


La historia se repite. Y de nuevo con vencedores y vencidos. Y otra vez pierde Galicia. La reconversión del carbón al que parecen abocadas las dos térmicas de la comunidad autónoma guarda más relación de la que parece con la primera reconversión naval que Galicia sufrió a principios de los ochenta. Sobre todo con lo sucedido en la ría de Ferrol.
Cuenta el catedrático Alfonso García en su trabajo La industria naval de Galicia que en la década de los ochenta entre los astilleros de Vigo y los ferrolanos se volatilizaron 7.000 empleos directos y 20.000 indirectos.

En la segunda reconversión, entre 1998 y el 2003 desaparecieron otros 4.000 puestos de trabajo directos y 12.000 más indirectos. Las conclusiones del Libro Blanco de la Reconversión Industrial, elaborado con el socialista Carlos Solchaga al frente del Ministerio de Industria, se acabaron ejecutando por el Real Decreto Ley 8/1983, de 30 de noviembre, sobre Reconversión y Reindustrialización.
La Xunta de Galicia apreció entonces que los recursos públicos servirían para salvaguardar a otras comunidades (en concreto Andalucía y el País Vasco) en detrimento de Galicia. Pero sus intentos de alzar la voz no prosperaron.
El entonces vicepresidente económico de la Xunta, Carlos Mella, contestó a Solchaga con el Libro Blanco del Mantenimiento y Desarrollo de la Capacidad Industrial de Galicia, en el que ofrecía 5.000 millones de pesetas para «colaborar en los programas de reconversión industrial». La condición única era que todas las acciones fueran negociadas con el Gobierno gallego.
«No existe ningún programa específico de importancia que afecte positivamente al país gallego», decía Mella en sus conclusiones. Llevaba razón. De los cinco astilleros públicos integrados en Aesa y pertenecientes a la División Naval del INI, el plan solo concentró en tres la nueva producción: Puerto Real, Sevilla y Sestao. Astano, junto con Olaveaga abandonaron la construcción de buques. Casi treinta años después, solucionar el problema de la minería en Asturias o León puede acabar hundiendo a otro sector en Galicia.
lavozdegalicia.es

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