Decenas de trabajadores de las empresas auxiliares de Navantia Ferrol y Fene se concentraron ayer durante media hora delante de las puertas de los dos astilleros para advertir de la drástica reducción de la carga de trabajo que se avecina si la compañía pública no logra contratos a corto plazo, algo a priori descartado.
En la protesta, los operarios aseguraron que, debido a que ya ha empezado a decaer la ocupación, las compañías han comenzado a despedir a parte de su personal. Dos de los cinco barcos que tienen en construcción las plantas de la ría están ya prácticamente terminados -el Juan Carlos I , pendiente de entrega a la Marina española, y la quinta fragata F-310 para Noruega- lo que ha repercutido en una bajada en los contratos y la salida de centenares de afectados.
Sin embargo, admitieron que por el momento aún hay unos 2.500 operarios de firmas complementarias participando en las obras, lo que supone, no obstante, mil menos de los que trabajaban en septiembre del 2009, hace exactamente un año.
Emilio Maceiras, delegado sindical de la CIG en una empresa de pintura y portavoz de los trabajadores auxiliares en la concentración, calificó de «gravísima» la falta de perspectivas de nuevos encargos que tienen las plantas de la ría, y achacó «pasividade» a la dirección de la empresa y al comité. Reclamó esfuerzos por parte de todas las administraciones y del accionista de la empresa, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) para lograr más pedidos y un incremento «da iniciativa pública para a creación de alternativas industriais na comarca».
Fuera el veto a Fene
También demandan «a eliminación das restriccións á nosa capacidade produtiva», en alusión a las limitaciones comunitarias que pesan sobre la antigua Astano, que le prohíben el acceso al mercado de construcción de buques civiles.
Además de los dos navíos que serán entregados en los próximos meses, Navantia fabrica en estos momentos dos buques anfibios para la Armada de Australia y la quinta fragata F-100 para la española. Tanto los operarios auxiliares como la propia empresa pública admiten que lo peor está por venir. A partir del próximo año la mayoría de los gremios acusará una bajada en la ocupación, por lo que la salida de personal auxiliar será más intensa.
Sin embargo, parece poco probable que la situación tenga una pronta solución. El Ministerio de Defensa ya ha advertido a Navantia que tiene que buscarse otro cliente en el mercado internacional, ya que la reducción de su presupuesto y la exhaustiva renovación de la flota que ha llevado a cabo en los últimos años dan por zanjada una época de contrataciones. Aunque en los últimos meses la empresa pública ha desplegado una intensa actividad comercial en distintos países, como Malasia, Sudáfrica e India, no hay ningún concurso ni negociación suficientemente maduros que arroje datos para el optimismo.
Los operarios auxiliares ya han informado de que la de ayer es la primera de un calendario de movilizaciones, pero no será la última.
la voz degalicia
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