jueves, 23 de abril de 2009

UNIDAD



Con frecuencia solemos lamentarnos de la situación que vive nuestra comarca, nos quejamos de la falta de oportunidades que hay para trabajar y, por lo tanto, del hecho de que nuestros hijos y nietos tengan que emigrar de Ferrol emulando a sus abuelos y bisabuelos como si el tiempo se hubiese detenido hace 50 o más años.

Cierto es que ya no se van con la maleta de madera, que no se pasan interminables jornadas en un tren propulsado por carbón y sentados en bancos de barrotes de madera o hacinados en una cubierta cualquiera de un barco. Ahora se viaja en avión, las esperas se realizan en hotel, cuando llega la hora de comer se hace en un restaurante y no como antes, en un portal, incluso se va por esos mundos de Dios hablando inglés. Sin embargo y a pesar de estas diferencias, la triste realidad es que nuestros jóvenes tienen que continuar emigrando. Verdaderamente, no deja de ser curiosa la situación que vivimos en Galicia, donde se conjuga perfectamente el practicar la emigración, con la acogida de trabajadores de otros países.

Aquí en Ferrol y comarca, si hacemos una comparativa en números de empleo de hoy con respecto a hace 35-40 años, la verdad es que nos ganan por goleada. Pero aún así y con las restricciones que llevamos padeciendo desde hace años, poco o muy poco hicimos para abandonar el estado de resignación, conformismo o mansedumbre en el que parece que, desde hace tiempo, nos instalamos. Es cierto que las diferentes administraciones centrales supieron hacer bien las cosas, porque supieron aplicar excelentemente el concepto que les tenía que llevar a conseguir las extraordinarias reducciones de puestos de trabajo tanto en la antigua Astano como en la antigua Bazán y, además, culminaron el proceso de mentalización y preparación de los trabajadores de tal manera que ellos mismos deseaban incorporarse al nuevo status de parados de lujo encubiertos.

Lo que durante años se estuvo haciendo, lisa y llanamente, fue minar a la sociedad de Ferrolterra, una sociedad dicen que con un futuro esperanzador, pero que no acaba de llegar, y mientras tanto, dependiendo en gran medida de sus mayores.

Porque ¿cuantas economías familiares no están soportadas por padres y abuelos prejubilados de Bazan y Astano? ¿ Que ocurrirá cuando estos prejubilados dejen de estar entre nosotros? Tenemos que recuperar la iniciativa.

Solemos cargar las culpas de todos nuestros males a la clase política y aunque la tienen en gran medida, no la tienen en su totalidad. Somos nosotros, los ciudadanos, los que tenemos que forzar a los políticos, porque en casos como el de nuestra Ferrolterra, y como ya quedó demostrado en otras ocasiones, no vale con ser pacientes y esperar. Lo que la experiencia nos enseñó es que tenemos que reclamar con fuerza, cívica y responsablemente sí, pero con fuerza y firmeza.

Por diferentes motivos, estamos ante una ocasión de oro para intentar la reactivación de Astano. Nos encontramos con la disposición del presidente Zapatero (según él mismo declaró públicamente) a reabrir el dossier para su renegociación con la UE. Contamos con las intenciones de nuestro presidente Feijóo ( así lo manifestó en campaña electoral ) de promover un gran centro de reparaciones en la ría de Ferrol. Sabemos de la buena disposición de la Comisión Europea para sentarse a renegociar si España lo solicita, porque así nos lo manifestaron en Bruselas. Somos conocedores de la situación del sector naval a nivel mundial y por lo tanto, sabemos que es apostar sobre seguro, dado su amplio abanico de posibilidades. Y además, lamentablemente, contamos entre las tres comarcas de la zona con más de 16.000 parados mirando como unas instalaciones excelentes se están enferruxando.

Ahora, y a través de la Iniciativa Popular RUMBO 21, toda la sociedad de Ferrolterra va a tener la ocasión de manifestar su solidaridad y, al mismo tiempo, de demostrar su grado de unidad y compromiso con una petición que se entiende prioritaria para las tres comarcas, como es la reactivación de Astano. Aquí no valen ideologías ni partidismos, aquí de lo que se trata es de pelear por algo que es vital para la sociedad, y en ese contexto, derechas e izquierdas, sindicatos de una u otra ideología, asociaciones de vecinos, etc., etc., tenemos que estar todos unidos, porque los parados son de derechas e izquierdas y de uno u otro sindicato, para el parado no existen esas diferencias. ¿Quién no tiene a un hijo, un hermano, un cuñado, un nieto, etc., en el paro? Pues es para esa gente para quien tenemos que mirar y todo lo demás que nos quieran contar son historias. Ciertamente no va a ser fácil, pero si lo hacemos por medio de la unidad, seguro que lo conseguimos.

Fdo ) Jesús Varela Rivas

diariodeferrol.com

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