lunes, 5 de enero de 2009

La soledad de Irisarri paraliza Ferrol


El cambio político que el PSOE protagonizó ganando la alcaldía de Ferrol comienza a apagarse poco a poco. Tras casi dos años de gobierno, el socialista Vicente Irisarri atraviesa uno de sus peores momentos al frente de la ciudad. La ruptura de su pacto con Izquierda Unida, la insustancialidad de los nacionalistas para sustentar su gobierno local y su propia incapacidad de diálogo abocan a la ciudad a continuar en una profunda parálisis. Y sin solución.


Además, las políticas del PSOE a nivel regional y nacional tampoco han contribuido a mejorar la situación de la ciudad, lo que podría haber aliviado la ingobernabilidad municipal.
La construcción naval civil no ha regresado a la comarca y los retrasos caracterizan las grandes infraestructuras prometidas, ejemplificadas en la segunda fase del puerto exterior de Caneliñas, de la que no se tienen noticias pese a estar prevista.


El alcalde, que tras romper con IU el pasado mes de octubre anunció que ahondaría en el diálogo para la gobernabilidad de Ferrol, ha fracasado con estrépito en esta tarea. Cuando han pasado los primeros días de 2009, la ciudad todavía no cuenta con los presupuestos de este año, e Irisarri se arriesga a prorrogar los del pasado 2008, ya que no cuenta con los apoyos mínimos para sacar las nuevas cuentas adelante. Ni siquiera el voluntarioso ofrecimiento del BNG le valdría para este fin.
La alternativa en Ferrol -más allá de las minorías que suponen los Independientes de Juan Fernández o los nacionalistas de Xoán Xosé Pita- es el Partido Popular que ahora comanda José Manuel Rey Varela, tras la marcha al Senado del anterior regidor, Juan Juncal. Rey Varela propuso a Irisarri reconducir gastos innecesarios y modificar partidas inversoras que apenas suponían 2 millones de euros de los 63 que suman los Presupuestos, pero el alcalde se negó.
La obstinación del regidor socialista le ha costado varios reveses políticos desde que expulsó de su gobierno a IU. Sus ex socios no dudaron en votar junto a populares e independientes contundentes medidas como la bajada de los sueldos de los concejales de la Corporación -rebajando el del propio alcalde de 73.000 a 47.000 euros anuales- o la retirada de la representación socialista en organismos como el Puerto o la Universidad.


Barrios abandonados


A mayores, Ferrol recibirá del Fondo Local del gobierno central 13,3 millones de euros, una importante inyección económica que todavía carece de destino. En el mismo punto muerto se encuentra la Plaza de España, uno de los proyectos más controvertidos durante el mandato de Juncal, pero que con Irisarri no ha salido del inmovilismo. Más allá de recreaciones virtuales y anuncios, este eje céntrico de Ferrol desconoce su futuro.
Los barrios más antiguos de la ciudad, como la Magdalena o Ferrol Vello siguen por la misma senda. Mientras que en el resto de grandes ciudades la rehabilitación de los cascos históricos ha servido de impulso a la actividad económica, Ferrol sólo ocupa portadas por derrumbes de edificios ruinosos. Otro de los grandes suspensos de Irisarri es Recimil. Las aproximaciones del PSOE al BNG en la ciudad han ido en paralelo al salvavidas que la Consellería de Vivenda ha lanzado al alcalde, aunque casi dos años desde que llegó al poder, nada se ha hecho en este barrio ferrolano.


Quien sí se ha beneficiado del gobierno de Irisarri ha sido el Ministerio de Defensa, que sigue sin pagar el IBI por los edificios y terrenos que ocupa en la ciudad. Alcalde y Ministerio culpan a Navantia, la usufructuaria de los espacios, pero lo cierto es que las arcas municipales siguen sin percibir estos ingresos que sí abonan el resto de ferrolanos.
Defensa además se ha erguido como el principal obstáculo para que la ciudad recupere su fachada marítima, dado su rechazo a derribar la muralla del Arsenal militar. El «gobierno amigo» de Madrid no acaba de entenderse con Irisarri.
A pie de calle, el ciudadano se resigna. La reciente historia de reconversiones navales y cambios de ciclo económicos sigue siendo una realidad la comarca. La antaño próspera Ferrol es hoy la ciudad menos poblada de Galicia, con apenas 75.000 habitantes, de los cuales más de 5.500 engrosan las listas del paro. Ni siquiera se reactiva la obra civil, ya que promesas del alcalde como guarderías infantiles, centros de día o ludotecas se han disipado en la bruma de la propaganda.


La gestión interna del propio Concello tampoco mejora. Los desencuentros entre Alcaldía y Policía Local llevaron a huelgas encubiertas de los agentes, en demanda de mejoras salariales y laborales. El conflicto llegó al punto crítico de que en la Nochevieja de 2007 sólo estaba disponible un policía para toda la ciudad. A falta de un cambio, 2009 tampoco será el año de Ferrol.


abc.es

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