El Colegio de Ingenieros defiende la capacidad de los astilleros públicos para acometer los cuatro metaneros
La sociedad Stream -participada por Repsol y Gas
Natural- ha encargado a las empresas armadoras Elcano y Knutsen el flete
de cuatro buques con opción a un quinto para ocuparse de su nueva ruta
de transporte de gas entre Japón y Estados Unidos. Las navieras están
evaluando ya las mejores ofertas para la fabricación de los barcos, una
puja en la que participa Navantia, cuyo presidente, José Manuel
Revuelta, ha ligado en los últimos meses el futuro de la compañía a
corto plazo a la obtención de ese encargo. En este sentido, el máximo
responsable de la compañía ha garantizado a los armadores igualar el
precio más competitivo que obtengan en el mercado para poder conseguir
este contrato que, según la firma, generaría trabajo que repartiría
entre los astilleros de la bahía de Cádiz y la ría de Ferrol y también
se beneficiaría la factoría privada de Sestao, en el País Vasco.
La construcción de buques gaseros es un segmento
de negocio que han copado en los últimos años los astilleros asiáticos,
con costes salariales más bajos, que trasladan a sus ofertas económicas,
más competitivas que las europeas. Sin embargo, Navantia ha sido la
última empresa naval europea en construir este tipo de navíos y, tal y
como ha subrayado esta semana el presidente de la Asociación de
Ingenieros Navales y Oceánicos de España y decano del Colegio Oficial de
Ingenieros Navales y Oceánicos, Luis Vilches, «posee la tecnología para
su construcción».
Elementos novedosos
Aunque admite que «los buques LNG actuales tienen
elementos novedosos como la nueva propulsión o el aislamiento, no es
menos cierto que no son problema para los astilleros nacionales, que
hace tiempo que vienen trabajando en estas novedades de forma
satisfactoria».
Además, apela al conocimiento en la reparación de
buques gaseros que tiene la empresa y también al acuerdo firmado entre
Navantia, Gas Natural y Reganosa para hacer de la ría ferrolana un
enclave de referencia en el sector.
Para el máximo portavoz de los ingenieros, la
obtención del encargo «significaría la salida de la crisis para el
sector de la construcción naval española» y advierte de que, en el caso
de no materializarse, «enviaría un mensaje tremendamente negativo al
mercado, ya que se trata de una demanda de buques por parte de un
armador español, trabajando con un operador español y en un mercado cuya
demanda mundial mantendrá un crecimiento sostenido ya que además cada
vez más buques nuevos comienzan a instalar LNG para su propulsión». En
el sector se da por seguro que este encargo, que ronda los mil millones
de euros, se adjudicará antes de que finalice el año. De lograrlo, sería
el de mayor importe en el ámbito civil suscrito por Navantia hasta el
momento.
El encargo naval está valorado en unos mil millones de euros
30
Meses de trabajo de cada bar
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