La firma basa su oferta en los barcos que hizo en Fene y Cádiz en los 2000
Navantia tiene puestas grandes expectativas en el
concurso para la construcción de cuatro buques gaseros con opción a un
quinto para la sociedad Stream -participada por Repsol y Gas Natural-,
que si se cumplen las previsiones podría resolverse a finales de año. El
proceso está abierto desde el pasado abril y los astilleros públicos
trabajan en la oferta para intentar imponerse a los amos de este
mercado, los astilleros asiáticos. Navantia competirá con los últimos
modelos de gaseros que fabricó para la entonces Unión Fenosa, para Gas
Natural y para Repsol, en la primera mitad de la década de los años
2000. Aunque los ingenieros de la compañía están introduciendo algunas
actualizaciones, la base principal sobre la que se actúa son aquellos
navíos.
No obstante, no es la oferta técnica la que
preocupa en Navantia, sabedora de que su modelo ya ganó concursos, y de
que cuenta con el conocimiento y la tecnología para fabricar los barcos.
Es la propuesta económica la que centra los mayores esfuerzos. De los
16 buques que componen en estos momentos la flota de Stream, solo cuatro
fueron construidos en astilleros españoles y el resto, en los
asiáticos, que en los últimos años han copado mayoritariamente el
mercado. El presidente de Navantia, José Manuel Revuelta, no ha dejado
de insistir en la necesidad de adelgazar al máximo los costes para poder
presentar la oferta más competitiva a los armadores que son los que
están buscando entre las factorías con capacidad para construir los
buques las mejores propuestas. Los navíos serán los encargados de
transportar el gas en una nueva ruta marítima entre Estados Unidos y
Japón, y serán propiedad de los armadores, que los operarían en regimen
de alquiler para la sociedad gasista a partir de 2017.
Cada navío podría suponer alrededor de dos
millones de horas de trabajo. El plazo de ejecución de los buques ronda
los 30 meses, lo que despejaría el futuro a corto plazo de las factorías
públicas, un objetivo que precisa Navantia ya que tiene prácticamente
agotadas las carteras de pedidos, tanto de la bahía de Cádiz como de la
ría ferrolana. Si la empresa finalmente resulta adjudicataria del
encargo, que algunas fuentes valoran en unos mil millones de euros,
repetiría el reparto de fabricación que ya llevó a cabo. Así, se
fabricarían por mitades en las plantas gaditanas y en las de Ferrol y
también intervendría el astillero de Sestao (País Vasco), del que salió
el último metanero construido en España- y se ensamblarían en la
factoría de Puerto Real. El concurso también contempla la posibilidad de
construir un quinto buque.
Cada navío podría generar casi dos millones de horas de trabajo
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