La decisión de abandonar la
ejecución del dique flotante, contrariamente a la versión adúltera que
ahora se intenta vender, fue una disposición política tomada en
exclusiva por el Partido Popular, con el pertinaz empeño de finiquitar
el sector naval de la ría ferrolana
En asuntos políticos, dejarse ensimismar por la
mentira cuando se conoce de antemano la verdad es un
actitud propia de imbéciles, de individuos de escasas
luces o de marcada tendencia a las profecías. Por eso, entre personas
aparentemente despiertas, resulta incomprensible su
ostensible enfado al tomar conocimiento de la negativa
del PP en afrontar la construcción del dique flotante para
Navantia, cuando antes de hacerse público el rechazo, tal resolución, ya
era un clamor a voces, y por ello cualquier intérprete por neófito que
fuera debiera traducir anticipadamente este desenlace, pues por
extrapolación de su proceder rutinario era un todo evidente que
esta organización política haría todo lo contrario de
lo ofertado electoralmente.

Por
eso es de torpes considerar que el naval ferrolano habría
de ser un verso suelto, cuando resultaba notorio que
las estrofas redactadas por el partido conservador
mantienen idéntica secuencia en sus rimas, dominadas por asonancias
tales como la mentira, el discurso contrapuesto o la
omisión programática. Siendo ejemplo expresivo de su obra,
poemas tan hostiles como la reforma laboral, la
destrucción empresarial, los recortes en sanidad y educación, la
inyección de dinero público en la banca privada, la amnistía fiscal
y todo un cúmulo de despropósitos a los que por
ostensible deducción, era visto que estos indolentes, intentarían
añadir el desmantelamiento definitivo del sector naval.
No obstante, siendo remisible el hecho de haber otorgado confianza a los vaticinios, tema distinto es tener que tragar a posteriori con la autoproclamada inocencia de los cómplices. Con esa evasión que en evitación de fugas de reputación, sistematizan los políticos autonómicos, comarcales y locales del PP, a través de una burda estrategia, consistente, en aparentar el papel de decepcionadas víctimas, y a la vez, intentar confundir a la ciudadanía aduciendo por toda justificación, la necedad, de
hacer recaer en Navantia la culpa de tan adversa resolución; torpe
maniobra dirigida desde el aparato del partido, al objeto de salir
airoso camuflando toda responsabilidad política.
Claro que tirando de tan absurdo argumento,
también yo por agnóstico, seguramente sin darme cuenta, resultaré ser
el obispo de Canterbury.
Aquí no caben encíclicas ni epístolas para crédulos, como tampoco alegatos incoherentes, por cuanto, la decisión de abandonar la ejecución del dique
flotante, contrariamente a la versión adúltera que ahora se intenta
vender, fue una disposición política tomada en exclusiva por el Partido Popular, con el pertinazempeño de finiquitar el sector naval de la ría ferrolana.
Queda visto pues, que el PP nunca albergó
interés alguno por defender el futuro de los astilleros, solo se
aprovechó de su manifiesta eventualidad para lograr rendimientos
electorales
Determinación,
que aparte de merecer una contundente repulsa, obliga a rescatar el
debate para traer a colación, tanto la cuestionada legitimidad que
acompaña esta posición, como la controvertida autenticidad democrática
del acuerdo desestimatorio . Por cuanto
debemos constatar, que el triunfo electoral del PP creó al actual
Ejecutivo un vínculo de obligado cumplimiento con el sector naval en
razón a sendos compromisos programáticos, como eran, la construcción del
dique flotante y el levantamiento del veto. Representando el
abandono de estos contraídos, una infamia que reviste de nulidad
la expresión otorgado por las urnas, hecho que al suceder, además
de consumar un fraude electoral adjudica a la decisión la condición de
afrenta política.

En un procedimiento escudado en la falsedad y la mala praxis, el Partido Popular se ha burlado de esta comarca al negar ahora su apoyo a una demanda esencial para la continuidad de una actividad estratégica y por tanto vital para la sostenibilidad económica y laboral.
Ni una cosa ni la otra, ni construcción del dique, ni levantamiento del veto, este ha sido el veredicto de este tribunal "popular", una sentencia que tiene por única meta suprimir la continuidad de la actividad naval, utilizando la dinámica de vaciar la cartera de contratación e inducir con ello la inactividad que justifique la desaparición del sector.
Queda visto pues, que el PP nunca albergó
interés alguno por defender el futuro de los astilleros, solo se
aprovechó de su manifiesta eventualidad para lograr rendimientos
electorales; estrategia que contó con la participación de sus aliados
mediáticos en la temporalidad de las campañas electorales, donde Rajoy y
Feijoo, rentabilizaron el resultado de este deplorable artificio.
Por eso, a pesar de esta planificada adversidad, la masa social de la comarca de Ferrolterra no se puede dar por vencida, pues no es época de distensión; ahora mas que nunca es tiempo obligado para reaccionar al unísono, utilizando si es necesario la confrontación social para frenar esta nueva fase de demolición, este colofón de destrucción masiva que representa ser el capítulo final de una muerte anunciada tres décadas atrás. De no proceder en consecuencia repetiremos errores pretéritos, con el agravante que esta vez no solo seremos las víctimas sino también los culpables.
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