jueves, 24 de junio de 2010

No dejemos pasar la ocasión

Jesús Varela Rivas

Aunque para intentar levantar el veto que pesa sobre la antigua Astano cualquier momento es apropiado, el actual y por las circunstancias que rodean al mercado off-shore, parece ser el más adecuado. El repunte del mercado off-shore a nivel mundial, es un hecho, y quien avala esta afirmación son los propios datos que en estos momentos se manejan en el sector. Unos datos mejorados últimamente de forma espectacular por los yacimientos petrolíferos y gasísticos recientemente descubiertos, y por las fundamentadas previsiones en función de estudios realizados en diferentes países.
En la actualidad, y según destacados miembros del Colegio Oficial de Ingenieros Navales y Oceánicos de Galicia, a nivel mundial se están construyendo 35 artefactos off -shore, 40 están en vías de inmediata contratación y 181 en proceso de planeamiento. Y a esto, queridos lectores, tenemos que añadirle las necesidades que en este nicho de mercado tendrá Brasil durante los próximos diez años y que, según Petrobras, generarán un volumen de negocio de 140 mil millones de dólares americanos. Pero si a mayores a esta evolución en positivo le añadimos los importantes avances que se están materializando dentro del campo de las energías eólicas marinas, así como en las energías mareomotriz y undimotriz, comprenderemos con relativa facilidad que nos encontramos ante una excelente ocasión en la que, todos juntos y como si de una sola voz se tratase, tendríamos que exigir una inmediata solución para el astillero de Fene.
Y en ese sentido, tengo que decir que me sorprendió gratamente la nota de prensa que días atrás remitió el comité de empresa de Navantia- Fene a los diferentes medios, en la que, entre otras cosas, demandaba tanto el cumplimiento de la prometida sexta fragata F-100, como de dotar al astillero de un pedido completo que permitiese saturar sus magníficas instalaciones para, de esa forma, poder dejar de actuar como si de una empresa auxiliar de Navantia-Ferrol se tratase, basándose, en el buen momento que vuelve a vivir y vivirá, el mercado off -shore durante los próximos años.
Pero reclamar carga de trabajo dentro del sector civil, ya sea en el mercado off- shore o no, significa que primero e inevitablemente haya que pedir levantar el veto que pesa sobre el astillero, y eso es precisamente lo que Rumbo 21 viene reclamando desde el mismo día en que se organizó como plataforma ciudadana, y sin embargo desde ese mismo comité, curiosamente nunca se apoyó ni a la plataforma ni a su reivindicación, llegando incluso a utilizar contra ella y sus miembros medias verdades que ahora, realmente, no es momento de volver a resaltar.
De cualquier forma, e independientemente de valorar positivamente esta última reivindicación del comité de empresa, hay que decir también que a pesar de gozar de múltiples oportunidades y en diferentes ocasiones, nunca tomó la decisión de mantener una postura similar a la que en su momento adoptó la CIG, y que no fue otra que la de apoyar a Rumbo 21 en su demanda de levantamiento del veto, aún dejando claro su posicionamiento con respecto a la titularidad pública de la empresa. Y eso sí es defender los intereses sociales y económicos de nuestras comarcas, como el comité apunta en otro párrafo de ese mismo comunicado de prensa.
Ahora, lo que está ocurriendo es que ya se le están viendo las orejas al lobo, bueno, más bien ya se le ve toda la cabeza, y por lo tanto, ya se es consciente de lo que le puede venir encima – Dios no lo quiera – una vez más a la ría de Ferrol. Y ello como consecuencia de la generación de pérdidas ejercicio tras ejercicio, de la falta de nuevos contratos y de las malas perspectivas que por este último motivo hay a corto y medio plazo para el grupo Navantia.
Aunque y ya al margen de los motivos, lo verdaderamente importante y positivo, es que estamentos como el comité de empresa de Fene comiencen a valorar la posibilidad de hacer algo más que limitarse a extender notas de prensa, o mandar cartas reivindicativas a la gerencia de la empresa o a la misma Sepi que ya de antemano se sabe que no valdrán para nada.
Esperar pacientemente a que llegue el año 2015, significa tener que esperar, en el mejor de los casos, al año 2018 ó 2019 para que la antigua Astano se encuentre en condiciones de competir a nivel internacional. Y eso, y tal y como están las cosas en nuestras comarcas, es un lujo que no nos podemos permitir. Las circunstancias actuales del mercado son muy favorables, aprovechémoslas.
diariodeferrol.com

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