jueves, 15 de abril de 2010

¿LA CONSTRUCCIÓN NAVAL, MONOCULTIVO?

JESÚS VARELA RIVAS



Es frecuente oír decir que la construcción naval es una actividad de monocultivo y por ello, se le relaciona directamente con la falta de diversificación industrial en nuestra Ferrolterra, pero esa afirmación, incluso hecha, en ocasiones, por personas que durante años estuvieron vinculadas por su actividad profesional al sector, en absoluto es, ni tiene tampoco por qué serlo, una opinión basada en el rigor analítico que todo juicio de este tipo se merece. Muy por el contrario y diametralmente opuesta a esa creencia, se puede afirmar que la construcción naval es uno de los máximos exponentes potenciales de diversificación industrial existentes.



A veces, y dadas ciertas opiniones al respecto, parece como si detrás de ellas hubiese un marcado interés en defender esa condición monocultivista que se le quiere endosar y que tan alejada está de la realidad, que lo único que hace es desprestigiar al propio sector, lejos de clarificar lo que realmente es, impidiendo de esa manera, ver el verdadero alcance de sus posibilidades.



Si cuando nos referimos a un barco, lo vemos desde la única óptica de un casco flotante, entonces, sí es correcto decir que se trata de una actividad de monocultivo, porque la construcción del casco y una vez superados los procesos de elaboración del material y de fabricación de los bloques, se limita única y exclusivamente a la simple unión de estos últimos por medio de la soldadura. Pero si cuando hablamos de un buque, nos estamos refiriendo al artefacto que además de flotar, tiene un trabajo que desarrollar, entonces estamos cometiendo el mayor de los errores si no nos apeamos de esa pobre visión.



Cuando hablamos de un barco, estamos hablando de algo mucho más que de un casco flotante y en algunos casos y dependiendo del uso que se le vaya a dar, de auténticas ciudades flotantes, como es el caso de los buques de recreo, de los ferrys, de los buques off-shore de apoyo a las unidades de prospección y explotación de los yacimientos petrolíferos marinos, como es el caso del buque hotel botado últimamente en Vigo por el astillero Barreras, que servirá de alojamiento para 600 trabajadores, o mismo en el caso de determinados buques militares, como es el caso del Juan Carlos I, que por su uso multipropósito, fue diseñado y está dotado de tal forma, que hace que el buque sea a la vez que barco de guerra, hotel, hospital, dique…etc.



Un barco es el mayor exponente de exportación de un país de múltiples elementos que sin formar parte de ese conjunto que es el buque, difícilmente serían exportables a nivel individual, como puede ser en el caso de los equipos electrónicos que están instalados en el buque, los cuadros eléctricos, las plantas potabilizadoras, los radares, las bombas de carga y descarga, cámaras frigoríficas, escotillas, tanto de carga como de acceso, así como, de los múltiples elementos que conforman la superestructura como sus puertas estancas y no estancas, portillos, ascensores, camarotes y todo lo inherente a ellos, salas de ocio para la tripulación y pasajeros, cocinas, comedores,..etc.



Por lo tanto, el hecho de que el empresariado de Ferrolterra no fuese capaz de aprovechar las extraordinarias posibilidades que de la construcción naval emanan para su diversificación industrial, no es motivo como para bautizar a este sector como actividad de monocultivo. El empresariado local no supo - hasta el momento - aprovechar este mundo de oportunidades y se concentró más, mucho más, en conseguir servicios técnicos que en adquirir licencias técnicas para poder fabricar. Licencias que harían que nuestras empresas auxiliares del sector, pudiesen fabricar al menos parte de todos estos componentes que un barco demanda en lugar de tener que acudir a los fabricantes de otros lugares de nuestra geografía o mismo del extranjero, para de esa manera, dejar de ser meros instaladores y servidores de mano de obra.



Unos bienes de equipo, que más allá de nuestra actividad naval, podrían fabricarse en las empresas de nuestro entorno pensando en otras actividades industriales que se desarrollan en otros lugares y convertirse así, en exportadores, asegurando su futuro sin la dependencia única y exclusiva de un solo sector productivo. La construcción naval es una auténtica generadora de empleo y riqueza por sus múltiples posibilidades industriales, y lo que necesitó y continua necesitando, (aunque en algo hayamos mejorado) es encontrar a empresarios que crean en ella y que no se instalen en la comodidad, personas que realmente hagan honor a lo que la acepción empresario significa. Por lo tanto y ante esta realidad - analizada muy superficialmente - ¿Creen ustedes, queridos lectores, que sigue siendo correcto continuar afirmando que la construcción naval es una actividad de monocultivo?

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