Basta ya, basta ya de tanta demagogia y de tanta hipocresía. Hoy día 17 de julio, se cumplen nueve meses desde que un grupo de ciudadanos muy diverso y plural ideológicamente decidieron organizarse y trabajar por la reactivación de la antigua Astano, y lo hicieron hartos de tanta apatía e inoperancia tanto por parte de los dos grandes partidos políticos que tuvieron responsabilidades de gobierno en Madrid, como por la dejadez que los dos grandes sindicatos, CCOO y la UGT, demostraron tener con el astillero de Fene.
Nueve meses de paciente espera por una adhesión -la de estos dos sindicatos e IU- que todavía a día de hoy no se dio, nueve meses de inútil espera por aquello que se considera de sentido común, sobre todo, en esas organizaciones que día tras día y con la boca bien abierta no hacen otra cosa que decir que su principal objetivo es la defensa de los derechos de los trabajadores. Nueve meses esperando de forma estéril por el apoyo de aquellos que, por lo que dicen defender, deberían de ser los primeros en colocarse a la vanguardia de semejante reivindicación.
Jamás pude imaginar -a través de mis ya 42 años de afiliación sindical- que organizaciones sindicales de clase, como CCOO o UGT y partidos de izquierda como IU pudiesen mantenerse al margen de una iniciativa popular que, como la que promueve RUMBO 21, lo que persigue es la reactivación de Astano y que el Parlamento de Galicia cree las condiciones legales para proteger y promover al sector naval gallego.
Tal y como está el mercado laboral, resulta incomprensible y al mismo tiempo lamentable que estas tres organizaciones quieran justificar su postura argumentando, que la proposición de ley que RUMBO 21 entregó en el Parlamento de Galicia en el pasado mes de diciembre deja la puerta abierta para que una vez reactivado el astillero de Fene, éste pudiese convertirse en astillero privado o mixto, y claro, ellos dicen que sólo apoyarían una acción por Astano, si se les garantiza que el astillero continuará siendo público.
Pues bien, Astano ya fue privado, mixto y público y ¿cuál fue la diferencia para los trabajadores y sus familias? Ninguna, la única diferencia está en que antes por las puertas de Astano entraban miles de trabajadores diariamente para llevarse un salario para sus casas a final de mes, y ahora por esas puertas no entra ni Cocoroco y, mientras tanto, con más de 15.000 parados en estas tres comarcas.
Hay que ver cómo razonan estos/as dirigentes, pensar que cuando por medio mundo todos los agentes sociales multiplican sus esfuerzos para conseguir que en su ayuntamiento o entorno próximo, alguien, sea quien sea, genere puestos de trabajo, aquí, en Ferrol, salen unos iluminados y dicen que no, que antes de que Astano sea privado o mixto es mejor que se mantenga así como está. Dios mío, cuanta demagogia, ¿cómo se puede estar hablando continuamente de la defensa de los derechos de los trabajadores e ignorar -con ese silencio- de manera tan flagrante el primero de ellos, que es el derecho a trabajar?
Hay un dicho muy antiguo que dice el que calla, otorga. Pues bien, en este caso concreto, el significado que tiene el silencio de los sindicatos y de IU es justamente el contrario. Si se guarda silencio, es porque no se quiere apoyar. Una falta de apoyo que merece ser explicada y de manera pública, a toda la sociedad, aunque para eso primero hay que tener argumentos sólidos, y eso parece que es de lo que carecen estas organizaciones para poder justificar su postura. ¿Cómo podrá entender un parado que su sindicato se mantenga al margen de la reactivación de Astano? ¿Cómo podrá entender un padre de familia que tiene a su o sus hijos en el paro o en la emigración que su sindicato de toda la vida se abstenga en esta cuestión? Lo que se hace necesario es que CCOO, UGT e IU reflexionen y rectifiquen su actitud. Rectificar es de humanos y por lo tanto nadie se debe de sentir molesto por llegar a entender que se estaba defendiendo una postura equivocada, y es que este tipo de reivindicaciones, mejor si se hacen con la máxima unión y sin fisuras por parte de la sociedad. Los intereses de Ferrolterra ya cuesta mucho defenderlos como para que, aún encima, lo tengamos que hacer divididos.
diariodeferrol.com
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