Hubo un tiempo en que la Margen Izquierda de la Ría era el motor de la economía vasca. Las fábricas producían a un ritmo vertiginoso y en la comarca trabajaban miles de personas. Todo eso acabó. La reconversión industrial de los años ochenta y los noventa obligó a cerrar muchas empresas, hasta que la antes boyante zona se sumió en el paro. La falta de adaptación a las nuevas demandas del mercado, un obstinado deseo de mantener a toda costa un modelo industrial y productivo decayente y quizá la falta de inversión pública penalizaron a la Margen Izquierda, sobre la que hoy se ceba de nuevo la crisis.
Sestao, Santurtzi y Portugalete son los tres municipios vascos con más paro
Empresas que tuvieron 5.000 trabajadores ahora no llegan a 400
Zubero: "Es un fracaso no haber hallado un sustituto a la industria más tradicional"
Gurrutxaga: "Han faltado líderes locales capaces de olvidar la melancolía"
La empresa de tecnologías electrotécnicas ABB, que ahora se enfrenta a un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de extinción que podría afectar a 160 de sus cerca de 300 empleados, llegó a sumar en los ochenta más de 5.000 trabajadores. Los casos de La Naval y Babcock resultan muy similares. Ambas firmas tuvieron también hace años plantillas con más de 5.000 personas. La Naval funciona ahora con 360 trabajadores y la firma de bienes de equipo se enfrenta a la desaparición.
En los últimos tres años, una larga lista de empresas instaladas en la zona han dicho adiós, dejando en paro a miles de trabajadores: Troquevi, ITPM, Caydetel, Elecqui, Lehoiko Bihotz, Burdilan y, previsiblemente, Portumetal no han podido soportar el embate de la crisis.
No corren buenos tiempos para la Margen Izquierda, pero ¿cómo se ha llegado a esta situación? Ander Gurrutxaga, catedrático de Sociología de la UPV, sostiene que se ha tratado de "dulcificar" la pérdida de la industria. Se ha recurrido a métodos como las jubilaciones anticipadas para que las empresas no desaparezcan, tratando de mantener las constantes vitales de un modelo que ya no funcionaba. "Mientras se trabaja sobre las consecuencias de la crisis, no hay en paralelo un proyecto de futuro que responda a la pregunta: ¿después de esto, qué?", se cuestiona Gurrutxaga.
"Es un fracaso como país que no hayamos encontrado un sustituto a esa energía tractora de la industria más tradicional", apunta el sociólogo y senador del PSE por Vizcaya Imanol Zubero. Este tipo de industria, además, se ha visto afectado por la competencia de los países emergentes. El director del Museo Minero de Gallarta, Carmelo Uriarte, resalta: "No nos hemos puesto al día. Lo habíamos encontrado todo hecho y ahora nos topamos con la competencia de países que trabajan en el mismo sector que ABB, La Naval o Babcock y lo hacen más barato".
La actual crisis ha golpeado a la comarca, pero quizá solo le haya asestado el último gancho. Tras la reconversión de los ochenta, parecía que las empresas supervivientes habían esquivado los problemas. No ha sido así. "Las empresas que pasaron la primera criba siguen afectadas por ese frágil modelo. Además, ahora se añade la variable de la globalización", subraya Zubero. "Las economías emergentes se convierten en competidoras en sectores en los que la industria vasca fue puntera", agrega. "No nos hemos dedicado a reconstruir un modelo socioindustrial distinto", abunda Gurrutxaga.
Antonio Ríos, secretario general de la Federación del Metal de UGT-Euskadi y trabajador de Arcelor, reprocha a los sucesivos Gobiernos no haber tenido en cuenta a la Margen Izquierda al distribuir las inversiones. Ríos considera que, por su densidad de población y su superficie, la comarca debería ser receptora de los fondos de distintos planes. "¿Por qué no han elegido esta zona tan degradada para canalizar las inversiones?, se pregunta.
Gurrutxaga mantiene que la comarca sigue a la espera de un proyecto empresarial potente. El catedrático recuerda que una de las únicas iniciativas ha sido crear un "gran parque de servicios" en Barakaldo, con el BEC y la implantación de empresas del tercer sector. Estos proyectos jamás podrán sustituir a la tradicional estructura industrial de la zona, puesto que generan trabajos con una lógica laboral completamente distinta, incide.
El sociólogo expone sus argumentos con un ejemplo: "En la feria de la máquina-herramienta del BEC puedes contar con los dedos de la mano las empresas propias de la Margen Izquierda. En el BEC puedes exhibirte, pero ¿qué mostramos? El problema no es el fracaso de intentos que podían tener éxito. Es que ni se han intentado".
Sin duda, la Margen Izquierda se halla perdida en un enrevesado laberinto. Zubero opina que, a corto plazo, se deben poner en marcha sistemas de protección social y, a la vez, buscar otras opciones para generar empleo. A largo plazo, el senador socialista sostiene que este lugar de Vizcaya debería sustituir los "viejos símbolos" para adquirir otra identidad productiva. Así, pone como ejemplo Zorrozaurre, la futura zona de expansión de Bilbao. "Será imposible crear el mismo modelo de trabajo que en Altos Hornos. Hay que ir a microiniciativas de alcance medio. Pienso en necesidades sociales que no cubre el mercado o en posibilidades de emprendizaje innovador", destaca.
Quizá, como asegura Gurrutxaga, la Margen Izquierda se encuentre demasiado condicionada por su pasado. "El problema es que vivimos atrapados por la historia. Parece que cuando hablamos de la Margen Izquierda tenemos que recurrir a la épica", resalta. "Somos un territorio que no ha sido capaz de crear modelos distintos a los del siglo XX. Han faltado líderes locales capaces de proponer y olvidarse de la melancolía", concluye Gurrutxaga. Y ello se ha traducido en paro.
Las manifestaciones de los trabajadores afectados por los expedientes de regulación han ido en aumento en los últimos tiempos y parece que la Margen Izquierda no logra renacer. No al menos sin cambiar de modelo económico.
Tres problemas
- La Naval. Tras 98 años de historia, el astillero de Sestao fue privatizado en 2006. Nacía así Construcciones Navales del Norte. El pasado año, presentó su primer Expediente de Regulación, que afectó a 250 de sus 360 trabajadores. El Gobierno vasco decidió entrar en el capital, lo que la Comisión Europea autorizó en mayo. Días más tarde, la empresa anuncia que tiene intención de presentar un expediente de extinción para el 41% de su plantilla, unos 148 trabajadores. La plantilla inicia un paro indefinido.
- Babcock. Tras una década privatizada, Babcock no ha remontado una caída de pedidos que ha dejado su plantilla de los más de 5.000 trabajadores que llegó a tener a algo menos de 400. En 2010, los problemas volvieron con la crisis de su propietaria, Austrian Energy. Babcock no abandonó la mentalidad de lo público y ninguna sociedad quiso asumir el elevado coste de su compra. Un juez la declaró en 2010 en concurso de acreedores (la antigua suspensión de pagos). En febrero, la firma presentó un expediente de extinción de todos los contratos.
- ABB. Tras lograr beneficios en los últimos tres años, la compañía se mantenía con poco más de 200 personas en plantilla. La dirección ha planteado este año un expediente que afecta a 99 trabajadores de la fábrica de Trapagaran. Los afectados han realizado diversas protestas. El PSE rechaza el expediente, que considera injustificado.
elpais.es
- Babcock. Tras una década privatizada, Babcock no ha remontado una caída de pedidos que ha dejado su plantilla de los más de 5.000 trabajadores que llegó a tener a algo menos de 400. En 2010, los problemas volvieron con la crisis de su propietaria, Austrian Energy. Babcock no abandonó la mentalidad de lo público y ninguna sociedad quiso asumir el elevado coste de su compra. Un juez la declaró en 2010 en concurso de acreedores (la antigua suspensión de pagos). En febrero, la firma presentó un expediente de extinción de todos los contratos.
- ABB. Tras lograr beneficios en los últimos tres años, la compañía se mantenía con poco más de 200 personas en plantilla. La dirección ha planteado este año un expediente que afecta a 99 trabajadores de la fábrica de Trapagaran. Los afectados han realizado diversas protestas. El PSE rechaza el expediente, que considera injustificado.
elpais.es