Supongamos que, al fin, el Gobierno de la nación tiene la voluntad política de llevar a cabo una gestión eficaz con la Unión Europea y ello culmina en que se le levanta a Astano el veto para la construcción naval civil; a partir de ese momento, ¿que es lo que podría ocurrir? En nuestra opinión, TODO SEGUIRÍA COMO AHORA, pues del astillero Astano sólo quedan unas excelentes instalaciones (de lo mejor que hay en el mundo) de construcción naval pero no queda ni rastro del equipo de profesionales que se necesita para gestionar una obra tan compleja como es la construcción de un barco.
Un
astillero es mucho más que unos talleres que fabrican o montan bloques,
tubos y cables. Tiene que tener un área comercial, una ingeniería,
departamentos de compras, calidad, producción, administración, gestión,
etc., y Astano hace mucho tiempo que se deshizo (fundamentalmente por
prejubilaciones) de todos esos experimentados profesionales. La gestión no se puede contratar ni delegar
sino que tiene que estar en manos de personas de plantilla, muy
cualificadas, que sean capaces de tomar las decisiones precisas en los
procesos diarios de diseño, compra y construcción, así como relacionarse
con el Cliente y con los Organismos reguladores. No son
profesionales que se consigan con cursos de formación.
La
mano de obra, razonablemente cualificada (tanto de ingeniería como de
producción), es relativamente fácil de encontrar en esta zona por lo que
ese no sería un problema. Pero lo que Astano ya no tiene son las
personas que supervisen y coordinen esa mano de obra y, evidentemente,
su propietario SEPI no va a incrementar la plantilla fichando
profesionales para esas actividades. Tampoco lo haría la Xunta en caso
de que, en aplicación de la Lei 5/2010 de Fomento do sector naval de Galicia (DOGA 5-7-2010) se hiciese cargo del Astillero.
¿Qué quiere esto decir? Que ya es hora de que llamemos a las cosas por su nombre y empecemos a trazar la estrategia de Astano como empresa privada. Tal vez podría dejarse como está el área de Reparaciones (que tiene su propia organización, conjunta con Ferrol) pero hay que plantear la privatización del área de Nuevas Construcciones.
La construcción naval es cíclica y, aunque ahora en España está en un
momento bajo, a la vuelta de 2 ó 3 años volverá, sin duda, a tener plena
actividad (en estos momentos, otros países ya la tienen).
La SEPI tiene que tener una firme y decidida negociación con los sindicatos
para que el personal que queda en Fene (menos de 200 personas) pase al
Astillero de Ferrol. De esta forma, se podrían ofrecer a un grupo
empresarial privado (nacional o extranjero) unas instalaciones de primer
nivel totalmente libres de personal. La fórmula podría ser una cesión
temporal o un alquiler pero el efecto, a corto plazo, sería la creación de dos o tres mil puestos de trabajo. Los sindicatos, pese a lo que digan en público, saben perfectamente que no hay otra opción para generar empleo.
Resumiendo, el Gobierno de la nación tiene que comprometer a los sindicatos a una solución privada
para Astano porque como público nunca será (ni con veto ni sin veto)
más que un taller auxiliar de Navantia Ferrol. En esas condiciones,
estamos seguros de que la UE no tendría ningún inconveniente en levantar el veto, incluso antes de 31-12-2014.
http://tribunaparaeldialogo.blogspot.com
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