miércoles, 3 de diciembre de 2008

Entrevista a González Viñas en relación a la nueva oportunidad de Astano

onzález Viñas está al frente de uno de los mejores astilleros del planeta. Sus gradas no dan abasto, se ven obligados a construir en otros países mientras en Perlío, Fene, los terrenos ociosos de Navantia se alzan como la gran paradoja de la burocracia estatal. Pero el presidente de Barreras no ve fácil salir de esta especie de cul de sac que atrapa a una parte del sector naval: "Nada fácil", dice... más bien "difícil, difícil, difícil", sostiene con insistencia.

- ¿Es posible que la UE jamás dé su brazo a torcer?

- Bruselas tiene el expediente de Navantia aún muy reciente, en caliente, de modo que no va a ser fácil que la construcción civil se abra camino en el ámbito de un astillero público como Astano.

- ¿Le consta personalmente la actitud de Bruselas?

- He hablado con todo el mundo y he visto que la posición de Bruselas es muy fuerte, muy dura: no permitirá que Astano construya buques civiles; nadie le niega a Ferrol esa posibilidad, pero tendrá que ser en el ámbito de la empresa privada.

- Hubo momentos, hace dos años, en que parecía que las cosas podrían cambiar.

- Sí, hubo un momento en que parecía posible llegar a las gradas de Astano de inmediato. Pero no sucedió así.

- ¿Y qué fue de los proyectos de buques que podrían haberse construido en Ferrol?

- Aquellos barcos se construyeron, sí, pero en otros países.

- ¿Está en peligro la pujanza de la construcción naval gallega?

- No, hay cartera de pedidos. Estamos fuertes, pero ya no es lo mismo que hace dos años. Ya no es la avalancha de antes, cuando cada día nos llegaban ofertas de todo el mundo. Sigue habiendo un gran impulso, pero ahora hay momentos de respiro que antes no había: algún agujero y cancelaciones en China, Corea, India... incluso en Europa.

- ¿Hay lugar para el pesimismo?

- No, la situación es buena, pero las cosas ya no van al mismo ritmo. ¡Se acabó el bum! Ha bajado aquella fiebre. Y no es que yo sea pesimista, ni mucho menos, pero ésa es la realidad.

En cuanto a las perspectivas de paro que trae consigo la crisis, se lamenta de que haya firmas ociosas: "Si en Barreras hacemos al año cinco millones y medio de horas de trabajo, Astano tenía que estar haciendo el doble. Es una situación que no nos podemos permitir, un dudoso e indeseable lujo que no estemos rindiendo a pleno pulmón".

- Mientras, ahí fuera, crece el paro de día en día.

- Es absurdo. Los astilleros de Vigo están saturados, no encontramos caldereros, soldadores... porque todos están trabajando. Pero necesitamos más, nos hace falta savia nueva: especialistas que le den continuidad al enorme potencial de la ría de Vigo.

El naval olívico, dice, necesita mil quinientos trabajadores especializados que hagan posible el relevo generacional. En la ría, diez mil personas viven y trabajan para los astilleros y sus empresas auxiliares, operarios que están considerados entre los mejores profesionales del planeta: "¡Hacemos los mejores buques, tenemos futuro!", exclama Viñas.

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