03.12.2008 Los astilleros privados de Vigo sortean con éxito los golpes de la recesión y poseen una extraordinaria capacidad para crear empleo ·· Las sanciones de Bruselas a Navantia, en Ferrol, frenan y coartan su verdadero potencial de expansión
Los nacionalistas gallegos han vuelto a la carga para reclamar al Gobierno central que se alce contra el veto que la Unión Europea impuso en 2005 a los astilleros ferrolanos. La prohibición mantiene ociosas las gradas que Navantia tiene en Perlío, Fene, e impide que la construcción de buques civiles en nuestro país desarrolle todo su potencial. Entre tanto, los mejores astilleros privados de nuestro país tienen que recurrir a instalaciones en otras geografías para hacer frente a todos sus contratos.
Lo más contradictorio de esta situación es que 2015, el año en que finaliza el veto de Bruselas a Ferrolterra, es precisamente el año en que se prevé que comience a declinar la extraordinaria carga de trabajo que hoy tienen las gradas de la ría de Vigo. De momento, a pesar de los burócratas de la UE, todo va bien en el sur de Galicia. Y eso que en la Ciudad del Olivo se ven obligados a competir en desventaja con los astilleros del sureste asiático y algunos países del este de Europa, que construyen sus buques a un precio mucho más bajo que el establecido aquí.
La dificultad se combate a base de calidad, mucha calidad y elevadísimos niveles de tecnología punta en los barcos que salen de las atarazanas viguesas: "Hacemos los barcos más complicados del mercado mundial, y cuanto más complicados y difíciles de hacer sean... mejor", dice José Francisco González Viñas, en cuya figura se encarna el liderazgo de las empresas privadas del naval en la ría de Vigo: "Nuestros buques son más caros, eso es así, no podemos competir en precio con los barcos que construyen los turcos o los ucranianos, por ejemplo, pero sí podemos competir -y ahí siempre ganamos- a la hora de construir los mejores y más complejos buques del planeta, barcos de altísima tecnología que nadie construye mejor que nosotros".
Así es cómo el sector naval gallego ha sido capaz de superar una crisis tras otra, pujante y con futuro. Tanto que hoy es el tiempo en que los nueve grandes astilleros privados de Galicia necesitan crear en torno a mil quinientos puestos de trabajo para especialistas. Y eso, en días en que el desempleo golpea con intensidad, es "una aberración", en palabras de González Viñas. A comienzos de la pasada primavera, los cálculos del clúster que reúne a los astilleros vigueses estimaban que su carga de trabajo podría generar seis mil empleos a corto y medio plazo.
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