sábado, 19 de noviembre de 2011

Vigo-Ferrol: tan parecidas, tan diferentes

Ambas ciudades fueron la lanzadera, la referencia de la industrialización de esta tierra en el siglo pasado.

Su potente sector de la industrial naval, de la automoción, en el caso del sur, y la del norte con el añadido de ser la zona estratégica de la Armada, configuraron a Vigo y Ferrol como el futuro incuestionable de Galicia. Pero en el último cuarto del siglo pasado sucedieron muchas cosas que dieron al traste, principalmente en Ferrol, con esas expectativas de futuro. Hubo reconversión naval y desentendimiento del Estado de esta industria, paso previo para la privatización posterior. Esta reconversión fue hecha por el gobierno de turno de manera traumática para los gallegos, en detrimento y favoritismo para otras zonas de España. Encima, en el caso ferrolano, la democracia y la nueva concepción de las FFAA y de la defensa conllevaron a la desaparición de la Capitanía Marítima y con ello todo lo que conlleva de traslado de todo el personal militar y administrativo que tanta vida daba a Ferrol, y con ello su influencia. De llegar a ser la tercera ciudad gallega en número de habitantes, Ferrol ha descendido al puesto número siete por número de población. Elocuente.

En los años de las décadas entre los años 80 y 90 el empresariado de Vigo, y también hay que reconocerlo con buena visión de los sindicatos aunque no resultara muy bien acogida su postura, inició por su cuenta su propia reconversión. Se privatizaron los astilleros públicos, Barreras, surgieron empresarios con arrojo y valentía como Manuel Rodríguez haciéndose cargo del lastre de Ascón, gran víctima de la reconversión y surgieron nuevos astilleros en construcción de poliéster Rodmam-Polsychips que poco a poco se convirtieron en referencia internacional. Al mismo tiempo Barreras iniciaba la senda de empresa privada con la especialización en tipos especiales de buques y apostando por la tecnología, para diferenciarse de los astilleros asiáticos que construían mucho más barato lo que hasta entonces hacían los astilleros gallegos. Vulcano se puso las pilas después de pasar momentos críticos; el resto de los astilleros comprendieron que había que especializarse y cada uno tomó el camino de construir barcos singulares, incluidos los yates y cruceros ¿Resultado? Los astilleros vigueses conocen el mejor momento de su vida en pedidos y cartera, se ofrecen puestos de trabajo por escasez de personal especializado y ahí tienen casi como una anécdota, feliz anécdota, de que hace poco salió la primera promoción de mujeres soldadoras para la construcción naval. Juzguen ustedes.

¿Y Ferrol? La reconversión lo dejó noqueado. Privaban los astilleros estatales sobre los privados-Bazán, Astano- y se acomodó en una lenta agonía sin capacidad de reacción. Ni empresarios ni sindicatos supieron ni quisieron analizar el proceso de Vigo y así llegamos a la triste situación actual. Porque permítanme señalar que la gran diferencia entre Vigo y Ferrol es que en el sur hay una clase empresarial característica de esta ciudad emprendedora y en el norte no la hay. Así de claro. No hay iniciativa ni proyectos particulares, siempre esperando la decisión del Estado, del gobierno de turno. La situación de Navantia, restos de todo lo que fue Ferroltera en el sector habla por sí sola. Pero todos debemos ayudar y apostar por la zona. Por galleguismo bien entendido, por justicia ante las injusticias que se cometieron con los ferrolanos y sobre todo por trazarles un futuro que no tienen. Comencemos a hacer país de verdad, expresión tan de moda. Fracasada la tentativa de darle uso a los terrenos anexos para construir barcos que no sean militares hay que seguir adelante.

¿Es suficiente el Plan Ferrol presentado por el presidente Touriño la semana pasada? Es un principio, pero es muy vago. Poner a disposición de las empresas y las industrias unos 200 mil metros cuadrados puede ser inútil si luego no vienen ni industrias y empresas y eso están por ver. Mientras en el sur, los empresarios del sector siderometalúrgico donde se engloba el naval ya están pensando en el futuro. Nada menos que en el 2015, que es cuando calculan que la entrada en servicio de macroastileeros en Asia, que ahora se están construyendo, afectará a la cartera de pedidos en los astilleros gallegos y españoles muy profundamente. Hablan claramente de una crisis. Se preparan para ello. ¿Cómo? Lo han hecho público hace unos días. Primero, apostar por una actividad de futuro de la que siempre se habló pero que nunca se hizo nada. Los astilleros de reparación naval. Por Galicia pasan miles y miles de barcos por delante de sus costas y estamos en un lugar estratégico. Esta realidad ya es tangible. Unos 60 empresarios se han unido y a punto de comprar instalaciones para empezar a trabajar. Segundo, buscando actividad para empresas mixtas y auxiliares en el sector aeronáutico y se van dentro de unos días a Sevilla a conocer las posibilidades de la construcción europea. Por otro lado ya hay empresas que fabrican componentes para la construcción naval que han derivado su actividad en la construcción de elementos para energías alternativas como la eólica y alguna empresa viguesa es de las más importantes construyendo torres y aspas para obtener esa energía para parques de todo el país. Finalmente apuestan los empresarios por ser una referencia dentro de la construcción naval en cruceros y yates de lujo sobre los que hay gran demanda en todo el mundo y se espera más. Si tienen suerte en sus planteamientos, los empresarios del sur preparan su futuro.

Pero quiero terminar esta exposición con un detalle que me parece importantísimo y señal de ganas de hacer país de estos empresarios. En cuanto a los astilleros de reparaciones dicen que la ría de Vigo puede dedicarse a determinados barcos y que Ferrol acoja a buques de gran tonelaje que lo podrán permitir su nuevo y flamante puerto exterior y el capital humano y especialización de los trabajadores ferrolanos. ¿Cogerán el envite los empresarios de Ferrolterra? Si despierta Ferrol, despierta Galicia. Apostemos por ello.

Manuel López Prado

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