Si tiramos del piensa mal y acertarás se podría 
plantear una teoría de la conspiración política. Que no digo yo que sea 
cierta. Pero tampoco que sea mentira. Usted mismo.
Toca explicarse. Podemos empezar, por ejemplo, por 
el mal llamado AVE. En pleno debate sobre la alta velocidad en Galicia, 
ya nadie se acuerda de la conexión entre A Coruña y Ferrol. Esa que 
lleva tantos años en estudio informativo que el documento debe de tener 
ya las hojas color sepia. Promesas, cambios de trazado, fechas 
imposibles... En definitiva. ¿Cuándo tendrá Ferrol un ferrocarril de 
velocidad más o menos rápida? Es imposible saberlo. Dicen las malas 
lenguas que es tan poco rentable por el volumen de pasajeros que puede 
llevar y el coste de la obra que es muy poco probable que salga ya del 
cajón.
¿Y el naval? Las mismas malas lenguas susurran que 
mientras se suceden los grandilocuentes discursos políticos de unos y 
otros -de los que van mandando de forma rotatoria- el panorama de 
Navantia pinta negro, negro. ¿Pedidos nuevos? No. ¿Mejoras para que 
Reparaciones sea más competitiva? No. ¿Resultado? ¡Uff! Da congoja... Si
 tiramos, como ya se ha dicho, del piensa mal y acertarás, puede 
ocurrírsele a uno que las inversiones y la acción de gobierno van 
directas a los lugares que suman más sufragios. Y este es un territorio 
de pocos votos en el contexto de España. ¿Vendrá de ahí la falta de 
interés? A lo mejor. A ver qué nos traen las generales.
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