Se avecinan tiempos difíciles para los trabajadores del naval  ferrolano. Lo asumen abiertamente los responsables del principal motor de esta  industria, Navantia, los empresarios de firmas complementarias y los  representantes de los trabajadores. La compañía pública no deja de intensificar  la vía comercial para intentar lograr nuevos encargos que eleven la ocupación en  los astilleros de la ría, pero a la gran competencia del mercado, a la crisis  económica y a la reducción de los presupuestos militares se une ahora otra  dificultad más: la mayoría de los países con proyectos para dotarse de nuevos  barcos llaman a las puertas de Navantia para comprarle la tecnología pero  establecen que los navíos tienen que hacerse en sus territorios.
Por ello, todas las ofertas presentadas por la empresa pública en  el panorama internacional en el caso específico de los buques anfibios -la  empresa que preside Aurelio Martínez tiene grandes expectativas puestas en el  Juan Carlos I - son para el diseño y la transferencia de tecnología. Sin  embargo, en el caso de lograr alguno de estos pedidos, no generaría ocupación en  la construcción de barcos. Navantia aspira a vender el diseño de cuatro  megabuques a Rusia, aunque prácticamente la DCN francesa tiene ganado ese  contrato; de uno a Sudáfrica con opción a un segundo, y otro a Turquía, que se  resolverá en mayo del próximo año. También la India abrirá un concurso en el  2011 para dotarse de cuatro barcos anfibios, al que ya ha invitado a participar  a Navantia, al igual que Brasil, que está interesado en adquirir uno.
Aunque Navantia se hiciese con alguno de estos encargos, ninguno  de estos buques se fabricaría en la ría.
Para otro tipo de navíos la situación es similar. Canadá ya ha  pedido a Navantia un estudio para determinar cómo se adaptaría el buque de  aprovisionamiento Cantabria a sus necesidades. Competirá por un encargo  para el diseño y la transferencia de tecnología con un astillero alemán, pero el  navío, una vez más, se hará en el territorio del país contratante.
Una excepción
Este panorama que preocupa especialmente a los trabajadores,  tanto de la plantilla principal como de las firmas auxiliares, que son las  primeras que están padeciendo la caída en la ocupación, tiene una excepción: el  caso de Arabia Saudí, que está interesada en la construcción de 12 fragatas. Una  delegación militar visitó recientemente el astillero, aunque el grado de avance  de las conversaciones se encuentra en una fase inicial y, como en la mayoría de  los casos mencionados, sería necesario un acuerdo entre países para que se  materializase el encargo.
A partir del 2011, Navantia Fene-Ferrol se quedará con la  construcción de dos buques anfibios para Australia y la F-105.
 
 
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