lunes, 19 de julio de 2010

Bruselas vacila en rescatar astilleros

(FNM) Podría resultar demasiado tarde para salvar a los astilleros constructores europeos.
Después de leer las noticias acerca del esquema de “Desguace para Construcción” adoptado por China,  los astilleros de la Unión Europea (UE), deben haber dejado escapara un amargo suspiro.
El gobierno chino ha decidido estimular la demanda de nuevas construcciones mediante un subsidio para el desguace de buques viejos, a un valor de USD 220 la tonelada.
De acuerdo con lo informado, se imponen dos condiciones: sólo pueden acceder al subsidio los propietarios de buques de arqueo superior a 1.000 que enarbolen bandera china; y todos los buques de reemplazo deben ser de fabricación local.
“Copiaron nuestra idea. Deberíamos pasarles la factura”, bromea Reinhard Lüken, secretario general de la Asociación de Astilleros de la Comunidad Europea (CESA). Para Lüken, la decisión china de dar una mano a su industria doméstica “es muy pragmática”.
Por el otro lado, Europa ha adoptado una postura más dogmática, y ha desechado dar cualquier apoyo a astilleros en problemas.
Según Ruth Paserman, funcionaria de la Comisión Europea con responsabilidades en la industria naval dentro del gabinete del comisionado Antonio Tajan, cuando Bruselas abordó informalmente la cuestión, las capitales nacionales se mostraron “poco entusiasmadas” por hacer nada. 


Se manifestó una “nueva tendencia” dentro de la Comisión de “valorizar la base indus-trial”, antes que simplemente reposicionarla, dijo la funcionaria. Pero tomará tiempo difundir esta tendencia entre los 27 estados miembros de la Unión. “No somos Corea. No somos un único país”, dijo Paserman durante un reciente seminario del Parlamento Europeo. La reorientación de la política “toma un tiempo del que tal vez los astilleros constructores no dispongan. Espero que no sea el caso”.
El punto de cambio en la batalla librada por la industria para convencer a los legisladores de urdir un esquema de subsidios, fue probablemente el Consejo de Competitividad de la UE celebrado en mayo. Se trató en realidad de una reunión de ministros de industria. El título “competitividad” refleja la amable indiferencia que ha dominado la política industrial europea durante la última década.


CESA  y sus aliados han removido cielo y tierra sólo para lograr que la industria de la construcción de buques entrara en la agenda, bajo el título “otros asuntos”. De no ser por una declaración conjunta de apoyo a CESA apoyada por más de 30 regiones europeas, la presidencia española de la UE podría haber desestimado la inclusión del punto en la agenda.
Durante la reunión, y según trascendió, sólo Italia se refirió al tema. El comunicado posterior al Consejo se refirió al tema en un solo párrafo. La Institución, dijo, “tomó nota de la situación y perspectiva de la industria europea de construcción de buques”, y de los remedios sugeridos. No quedó constancia de que la cuestión vaya a ser reconsiderada.
No hay duda de que los gobiernos de la UE están quebrados. Si existió alguna simpatía por la súplica de los astilleros el año pasado, se ha evaporado desde que se impusiera la actual ola de austeridades. La Comisión Europea está reflejando simplemente el humor de las capitales nacionales.
Lo cual cifra la última esperanza, en el Parlamento Europeo.
Andrea Cozzolino, europarlamentario italiano del bloque socialista, parece ser el héroe de los astilleros en el Parlamento. En un seminario que él auspició en junio, se mostró abiertamente crítico a la actitud prevaleciente tanto en la Comisión, como en los estados miembros.
“Europa no debe dejarse estar”, afirmó. Hay una “inercia excesiva” en Bruselas, y una competencia “injusta” de parte de Corea del Sur y de China.


“Sé que los gobiernos tienen presupuestos ajustados, pero la acción en este sector es algo sensato”, sostuvo Cozzolino.
La Sra. Paserman desestimó  un esquema de “desguace por construcción”, argumentando que sería ilegal bajo las reglas de asistencia de la UE.
El esquema de reciclado de autos instrumentado poco después del estallido de la crisis financiera no es comparable, pues bajo este esquema la ayuda fue dirigida directamente a los consumidores, explicó. La ayuda a los astilleros constructores, en cambio, beneficiaría a las empresas, y sería por tanto considerado distorsivo.
Cozzolino rechaza estos argumentos. “¿Fue legal el esquema para los automóviles? No sé si fue legal”, concluye.
La industria, también, afirma que el desguace puede justificarse bajo las actuales reglas que permiten la intervención gubernamental con objetivos ambientales.
El parlamentario italiano, que trató infructuosamente de lanzar un esquema de “desguace por construcción” en su región de origen, está procurando ahora el apoyo para generar un debate del plenario del Parlamento sobre esta cuestión. ¿Cuántos de sus colegas estarán presentes en el debate?

Más allá de las cuestiones técnico-legales, es importante no perder de vista el cuadro general.
La declinación de la industria en Europa no es nueva. El crecimiento vertiginoso de la construcción naval en China y el dominio continuado de Corea del Sur han arrinconado a Europa a un nicho de buques de alta tecnología  y de cruceros. Este nicho ahora está en riesgo.
La UE ha abandonado totalmente a ciertos sectores industriales, tales como el de la manufactura de computadoras. La industria asiática no es solamente más competitiva en cuanto a los costos, sino que es también activamente apoyada por el gobierno.
¿Será la construcción de buques la próxima víctima en la UE? A juzgar por los comentarios de la Sra Paserman, hay en Bruselas quienes lamentarán el colapso venidero. Al mismo tiempo, fue suficientemente franca como para admitir que no existe hoy voluntad para apoyar a la industria de la UE.
Dado el tiempo que será necesario para dar vuelta el pesado camión de la UE, Bruselas está a punto de concluir que para esta industria, podría ser demasiado tarde.
Por Justin Stares

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