La cesión del control de los astilleros públicos al Ministerio de Defensa despierta recelos entre los trabajadores sobre el futuro de la construcción civil en Ferrol y Fene
manolo rodríguez a coruña 16.09.2014 | 00:51
A finales del pasado mes de julio, el Consejo de Ministros sorprendía
con el acuerdo de ceder al Ministerio de Defensa "la responsabilidad de
la planificación, dirección, control y ejecución de las políticas
necesarias para el fortalecimiento y consolidación del sector industrial
de la defensa". En otras palabras, este acuerdo suponía que el
ministerio que dirige Pedro Morenés se hacía con el control de Navantia.
Antes estaba en manos de la SEPI, o lo que es lo mismo, del Ministerio
de Hacienda.
Pero este traspaso de la gestión solo afecta al sector de la construcción militar, no al civil. "El Ministerio de Defensa no va a definir las actuaciones de Navantia en el sector civil", reconoció a este periódico el Secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles. Eso sí, Argüelles destacó que su ministerio "tiene interés en la actividad civil en una Navantia fuerte y competitiva porque redundará en beneficio de la compañía y por ende en beneficio de la defensa".
Entonces, ¿qué sucederá con la parte civil de los astilleros públicos, que aún siguen en manos de Hacienda, como hasta ahora? Los trabajadores de Navantia, sobre todo los de Fene, que a final de año verán cómo se acaba el veto a la construcción civil, están preocupados sobre su futuro. Aseguran que nadie de la empresa se ha puesto en contacto con ellos para que les expliquen este traspaso de la gestión de Navantia al Ministerio de Defensa y lo que va a suponer.
La ventana de la construcción civil se había abierto con varios proyectos, entre ellos la posibilidad de un gasero para Gas Natural o la participación en proyectos eólicos marinos. Pero tras este traspaso de poderes, el futuro de la parte civil de los astilleros es una incógnita en estos momentos.
El Secretario de Estado de Defensa explica que el acuerdo del Consejo de Ministros "es una herramienta que facilita la implantación de una política industrial coherente, con visión integral y orientada a la potenciación del sector". En el caso concreto de Navantia, un primer ejemplo, asegura, será la nueva serie de programas tecnológicos vinculados a la nueva serie de fragatas F-110, paso previo imprescindible antes de abordar el programa de construcción.
Los trabajadores de los astilleros ferrolanos también quieren conocer los planes del Gobierno ante la posible creación de un consorcio europeo de construcción naval.
Estos planes, que no son nuevos, pasarían por crear un nuevo consorcio a nivel europeo, similar al aeronáutico con Airbus, pero para la construcción naval de carácter militar.
Argüelles reconoce que en estos momentos no hay ninguna propuesta sobre esta opción. "Aunque desde el Consejo Europeo de diciembre la Comisión Europea está avanzando en una hoja de ruta para la potenciación y consolidación del sector industrial europeo de la defensa, en este momento no existe ningún plan de integración europeo del sector naval militar que esté siendo evaluado por el Ministerio", explica.
Otra de las posibilidades que se baraja es la constitución de un gran holding de defensa español, que giraría en torno a Instituto Nacional de Técnicas Aeroespaciales (INTA), dependiente de Defensa. En él estaría la parte militar de Indra; los astilleros de Navantia; la empresa pública de consultoría e ingeniería en defensa y seguridad, Isdefe; la filial de Hispasat gestionada por el Estado por su carácter estratégico para las comunicaciones militares, Hisdesat, o el grupo privado Tecnobit, que fabrica componentes tecnológicos para aeronaves, destinadas principalmente para el Ministerio de Defensa.
Fuentes del ministerio aseguran que las empresas españolas "son demasiado pequeñas" para competir con empresas internacionales mucho más grandes y que la Armada española no es tan grande "para sostener a toda Navantia".
Aunque ya ha pasado más de mes y medio del acuerdo del Consejo de Ministros, aún se desconocen los planes que tiene el Gobierno tanto para la construcción militar como civil de Navantia.
Pero este traspaso de la gestión solo afecta al sector de la construcción militar, no al civil. "El Ministerio de Defensa no va a definir las actuaciones de Navantia en el sector civil", reconoció a este periódico el Secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles. Eso sí, Argüelles destacó que su ministerio "tiene interés en la actividad civil en una Navantia fuerte y competitiva porque redundará en beneficio de la compañía y por ende en beneficio de la defensa".
Entonces, ¿qué sucederá con la parte civil de los astilleros públicos, que aún siguen en manos de Hacienda, como hasta ahora? Los trabajadores de Navantia, sobre todo los de Fene, que a final de año verán cómo se acaba el veto a la construcción civil, están preocupados sobre su futuro. Aseguran que nadie de la empresa se ha puesto en contacto con ellos para que les expliquen este traspaso de la gestión de Navantia al Ministerio de Defensa y lo que va a suponer.
La ventana de la construcción civil se había abierto con varios proyectos, entre ellos la posibilidad de un gasero para Gas Natural o la participación en proyectos eólicos marinos. Pero tras este traspaso de poderes, el futuro de la parte civil de los astilleros es una incógnita en estos momentos.
El Secretario de Estado de Defensa explica que el acuerdo del Consejo de Ministros "es una herramienta que facilita la implantación de una política industrial coherente, con visión integral y orientada a la potenciación del sector". En el caso concreto de Navantia, un primer ejemplo, asegura, será la nueva serie de programas tecnológicos vinculados a la nueva serie de fragatas F-110, paso previo imprescindible antes de abordar el programa de construcción.
Los trabajadores de los astilleros ferrolanos también quieren conocer los planes del Gobierno ante la posible creación de un consorcio europeo de construcción naval.
Estos planes, que no son nuevos, pasarían por crear un nuevo consorcio a nivel europeo, similar al aeronáutico con Airbus, pero para la construcción naval de carácter militar.
Argüelles reconoce que en estos momentos no hay ninguna propuesta sobre esta opción. "Aunque desde el Consejo Europeo de diciembre la Comisión Europea está avanzando en una hoja de ruta para la potenciación y consolidación del sector industrial europeo de la defensa, en este momento no existe ningún plan de integración europeo del sector naval militar que esté siendo evaluado por el Ministerio", explica.
Otra de las posibilidades que se baraja es la constitución de un gran holding de defensa español, que giraría en torno a Instituto Nacional de Técnicas Aeroespaciales (INTA), dependiente de Defensa. En él estaría la parte militar de Indra; los astilleros de Navantia; la empresa pública de consultoría e ingeniería en defensa y seguridad, Isdefe; la filial de Hispasat gestionada por el Estado por su carácter estratégico para las comunicaciones militares, Hisdesat, o el grupo privado Tecnobit, que fabrica componentes tecnológicos para aeronaves, destinadas principalmente para el Ministerio de Defensa.
Fuentes del ministerio aseguran que las empresas españolas "son demasiado pequeñas" para competir con empresas internacionales mucho más grandes y que la Armada española no es tan grande "para sostener a toda Navantia".
Aunque ya ha pasado más de mes y medio del acuerdo del Consejo de Ministros, aún se desconocen los planes que tiene el Gobierno tanto para la construcción militar como civil de Navantia.
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