domingo, 21 de abril de 2013

La enésima batalla de Navantia Fene


Suscitó planes públicos y privados pero de nuevo se enfrenta al fantasma de la parálisis

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Navantia Fene cuenta con unas instalaciones de primer nivel y experiencia en los mercados civil, off-shore y militar. josé pardo
Han pasado casi treinta años desde la primera reconversión y el astillero de Fene no ha dejado de afrontar cambio tras cambio, navegando en las agitadas aguas de las decisiones políticas y estando amordazado por sucesivos vetos que le han excluido de la construcción naval civil y lo han relegado a un papel secundario frente a la factoría ferrolana. La drástica caída en la ocupación que afronta el naval de la ría desde hace dos años está castigando especialmente a la antigua Astano, que en mes y medio está abocada a la paralización total, un lunes al sol para los ya poco más de 200 trabajadores que quedan en sus instalaciones. «Están desmantelando el centro sin explicación ninguna», advirtió esta misma semana el presidente del comité, Jorge Prieto. Son pocos, pero los últimos de Navantia Fene han librado cientos de batallas en defensa de sus puestos y de una industria que, junto a la planta ferrolana, sigue siendo la gasolina que mueve el motor de la economía de la comarca. En los últimos tiempos muchos proyectos para la planta han hecho correr ríos de tinta, pero ninguno ha visto la luz ni sacado del pozo de la infrautilización a la factoría.

¿Cuáles han sido los principales planes para Navantia Fene?
Tras la última reconversión, el astillero de Fene entró a formar parte, en el 2005, de Navantia, pero con la expresa prohibición de fabricar buques civiles. Desde entonces ha participado en la fabricación de los barcos adjudicados a la ría, pero fabricando bloques, nunca un buque entero. En el 2006, el astillero vigués Barreras, con el respaldo de la Xunta del bipartito, lanzó un proyecto para hacerse con parte del astillero, que fue rechazado por su dueño, la SEPI, y por los trabajadores, que siempre han defendido su permanencia en el sector público. Pero ante la presión de parte de la sociedad de Ferrolterra, el Gobierno anunció que propiciaría el asentamiento de industrias ajenas al naval en unos 200.000 de los 800.000 metros cuadrados con los que cuenta el astillero. Nunca llegó a materializarse.

¿Suscitó interés de otras firmas privadas?
A lo largo de los últimos años, algunas empresas estudiaron su posible asentamiento en la factoría o en las instalaciones sin uso de la antigua Imenosa. Fue el caso de Galicia Mar Renovables, que finalmente echó a andar en Cariño. Un consorcio de firmas auxiliares de la comarca también había llegado a manifestar su voluntad de aprovechar parte del suelo sin utilización para la fabricación de plantas industriales y módulos de procesamiento, entre otros.
¿Ideó algo Navantia para sacar al astillero de su infrautilización?
El anterior equipo directivo de Navantia, presidido por Aurelio Martínez, anunció en el 2010 su apuesta por especializar a los astilleros de Fene y Puerto Real (Cádiz) en la eólica marina, tanto para la fabricación de aerogeneradores como en plataformas y buques auxiliares. Pese a haber manifestado el interés de empresas españolas y británicas para llegar a acuerdos de utilización de las instalaciones, esos pactos tampoco vieron la luz. Los gestores actuales han mantenido la unidad de eólica marina, aunque sitúan en el 2015 la posibilidad real de negocio.
¿A qué futuro se enfrenta?
Aunque la falta de nuevos encargos afecta también a Ferrol, la antigua Bazán culminará a mediados de diciembre el único barco en cartera, el Adelaide. En Fene, en un mes y medio se terminará el trabajo en curso: un módulo para los destructores australianos.
¿Qué dice la empresa?
A la espera de que se inicie la obra de construcción del buque hotel encargado por Pemex hace siete meses y de la que se desconoce la fecha de arranque, la paralización de la actividad en la factoría parece inevitable. La compañía por el momento únicamente ha ofrecido a algunos trabajadores trasladarse a la división de Reparaciones. Sin embargo, a excepción de las medidas de movilidad, Navantia mantiene la incógnita sobre el futuro del naval de la ría. Los trabajadores anuncian que seguirán movilizándose en defensa del sector y de los empleos.
la situación de la antigua astano la crisis del sector naval

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