La situación y como era de esperar,
es cada vez más complicada. El trabajo pendiente cada vez es menor y como
consecuencia de ello, el ambiente es cada vez más tenso. En la Ría ahora mismo
no hay más que incertidumbre y preocupación, y eso, en lo que se traduce es en
un auténtico estado de desánimo. La
presión a la que los trabajadores del naval, sus familias y en general, toda la
ciudadanía de Ferrolterra, empiezan a estar sometidos, es de tal calibre, que en
cualquier momento cualquier chispa puede dar lugar a una gran hoguera. La
situación sin duda es seria, muy seria.
Tenemos un alcalde que
desgraciadamente, primero para él mismo y luego para toda la ciudadanía de
Ferrol, sigue sin atreverse a marcar su territorio en el partido y por tanto,
sin saber realmente hasta dónde puede llegar en sus exigencias. Todavía no
entendió, al menos así lo parece, que él no está en las mismas circunstancias
que sus compañeros de partido que fueron antecesores en su cargo. Él es el
hombre que hizo que en Ferrol el PP ganara por vez primera las elecciones
municipales con mayoría absoluta. Es más, él es el hombre que hizo que fuese la
primera vez que un partido gana las elecciones en Ferrol por mayoría absoluta.
Es el Presidente de la Federación
Gallega de Municipios, la FEGAMP. Es el Presidente del partido de la ciudad
cabecera de una gran comarca. Ocupa una vicesecretaria del PP de Galicia. Es decir, estamos ante un ferrolano que muy
bien podría tener un determinado espacio de influencia en su partido, el partido del gobierno. Y esto del
gobierno, nunca mejor dicho que ahora. Un ferrolano, que ahora mismo podría y
debería de ser más exigente con el aparato de cara a velar por los intereses de
su ciudad. Y si eso no lo hace así, es porque no se cree lo que realmente es o
porque teme a enfrentamientos que le puedan complicar su futuro político. Es
decir, porque piensa más en si mismo que en el bien general de su ciudad.
De seguir por esa vía, puede que pase
a la historia de Ferrol como el alcalde “entrevistas” o el alcalde “mensajero”.
Y es que lleva prácticamente dos años en los que no se le vio otra cosa que no
fuese trasladar a otros estamentos, lo tratado en reuniones mantenidas con
anterioridad, o solicitando entrevistas con cargos de la administración
autonómica o de la Sepi. En Ferrol hay un alcalde fuerte, y lo hay porque los
ciudadanos así lo decidieron por medio de las urnas, por tanto, lo que se hace
necesario es que éste haga valer esa posición de fortaleza.
Sin embargo y en esta cuestión del
naval, tampoco sería justo desviar toda la atención hacia la figura del
alcalde. Es cierto que – en mi opinión – Rey Varela peca de excesiva docilidad
con los órganos centrales de su partido, pero no es menos cierto también, que
en Ferrol tenemos a unas organizaciones sindicales, CC.OO y la UGT, que están
empeñadas en mantenerse enrocadas en el pasado. El sector naval en la Ría está atravesando
un momento muy delicado, de agonía, y solo por ello las organizaciones
sindicales deberían de replantearse determinadas posturas en cuanto a su futuro
y titularidad. Está bien que defendamos la empresa pública, claro que si, pero
hasta donde sea posible y no más allá.
Ahora resulta que los comités de
empresa de Fene y Ferrol, CC.OO, la UGT,
la coalición de Beiras e IU, ANOVA, el PSOE…etc, piden el levantamiento
del veto que sufre el astillero de Fene, sin embargo, la forma en que lo hacen
deja al descubierto la total irracionalidad de la petición. Y es que es absurdo
pedir que la antigua Astano vuelva al mercado civil manteniendo su titularidad
pública. Hoy un Astano público en el mercado del Off – Shore es inviable. Y eso
nos tiene que llevar a flexibilizar. No podemos dejar que una filosofía o idea
de tipo personal o pequeño grupo, condicione el bienestar general de la
sociedad de Ferrolterra.
El debate a partir de ahora se
debería de centrar en dos direcciones. Por un lado, tenemos que reivindicar
liberarnos de la cautividad que supone tener que compartir destino con quienes
son un saco sin fondo de pérdidas dentro del grupo Navantia. Y ello no debería
de suponer que Navantia Ferrol tuviese que dejar de ser empresa pública, en
absoluto. Pero lo que no podemos hacer, es continuar esposados a un cáncer como
el de la Bahía de Cádiz.
Y por otro, lo que hay que
reivindicar también, es liberar al astillero de Fene haciendo cumplir – a
quienes los firmaron, CC.OO, la UGT y la USTG – los acuerdos del año 2004 en
cuanto al apartado de traslados de personal siempre que estos no supongan un
cambio de domicilio. Como así consta en los acuerdos. Si al astillero de Fene se
le libera de todo el personal – y estos tienen cabida en Ferrol – encontrar una solución viable y de futuro sin
duda sería más fácil.
No vaya a ser que dentro de unos años, muy pocos de seguir por este camino, las instalaciones fabriles que tanto dieron que hablar en todo el mundo por lo que en otros momentos fueron capaces de hacer, se conviertan únicamente en destino turístico donde solo se pueda apreciar lo que fue y dejó de ser por mor de una clase dirigente egoísta, irresponsable y por tanto, incompetente.
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