Bueno, ahora ya lo sabemos oficialmente. Por tanto, a
partir de aquí se acabaron tanto las conjeturas como las especulaciones. El
gobierno de España decidió y Navantia, bajo las indicaciones directas de la
Sepi, comunicó. Y porque las cosas son así, tal cual, extraña tanto que la
primera autoridad de la ciudad se empeñe, incluso hasta de manera casi
institucional, en no querer mencionar en esta opereta ni a la Sepi ni al
gobierno del Estado, los verdaderos y únicos actores con competencias en la
materia y por supuesto con toda la responsabilidad sobre el asunto. Ellos si
son los auténticos culpables.
El gobierno del Estado y la Sepi nos
torearon cuanto quisieron a lo largo de los últimos ocho meses, realmente, desde
las últimas elecciones generales. ¿O no recordamos ya a Arsenio Fernández de
Mesa & Company prometiendo todo el apoyo del mundo a la construcción del
Dique si el PP ganaba las elecciones? Aunque la verdad, es que no es menos
cierto también que esos mismos pases toreros ya los conocíamos por haberlos
sufrido en el pasado con quienes ahora están en la oposición y con anterioridad
habían mantenido el poder. ¿O tampoco recordamos las promesas hechas en dos
consultas electorales para cuando Zapatero accediese a la presidencia de la
Unión Europea?
Por tanto, en esto del sector naval
no parece lícito que ahora venga nadie a dar lecciones de no sé qué. Ni por
parte de los dos grandes partidos ni por parte de los sindicatos mayoritarios,
CC.OO y la UGT. Todos ellos tienen que hacer una reflexión de autocrítica. Una
profunda reconcentración que les lleve a ser analíticos con la deriva que
tomaron y que mantuvieron contra viento y marea, fundamentalmente a lo largo de
los años 2009 y 2010. Cuando ya se podía prever lo que hoy está sucediendo. Por
lo tanto, además del gobierno y de la Sepi,
que lo son principalmente, en este asunto hay también otros culpables.
Ahora el presidente del comité de empresa de
Navantia, Ignacio Naveiras, dice “ Que vayan a Bruselas, que renegocien y que busquen
alternativas “. Pues claro que si, pero hay que recordar que por eso y para eso
nació y trabajó Rumbo 21 durante más de dos años y medio. Para que el gobierno
de España iniciase el camino que llevase a reabrir el dossier y renegociar el
levantamiento del veto del astillero de Fene. Es decir, para volver abrir las
puertas al trabajo y poner un antídoto al desempleo en esta comarca. Pero claro
para esa reivindicación, Rumbo 21, que contó con el apoyo de más de 18.000 personas de la
comarca, necesitaba además el apoyo y la solidaridad de CC.OO, la UGT, el PSOE,
el PP, IU, los comités de empresa de Fene y Ferrol, la Asociación Impulsora del
Plan Ferrol…etc, etc. Y esos apoyos nunca se dieron.
Es verdad que ahora de nada vale
lamentarse de esa falta de unidad vivida en los años 2009 y 2010, no obstante,
si es importante tenerla en cuenta para no volver a caer en ese error y cometer
otro desacierto de ese tipo. Y digo otra vez, porque entiendo que esto no puede
quedar así. No, no podemos cejar en el intento. Hay que continuar haciendo
camino.
Y ese camino pasa inevitablemente por
el astillero de Fene. Tenemos que exigir el levantamiento del veto ya. Y
pongámonos en guardia por lo que nos puedan querer endosar como consecuencia de
una mala practica ejercida en la aplicación del Tax Lease durante el periodo de
Enero del 2002 hasta Junio del 2010. Ahora, una vez más, toca levantarse del
golpe sufrido. Y lo haremos, sin duda lo haremos, como tantas y tantas veces lo
hicimos ya. En Ferrolterra estamos curtidos por los golpes sufridos a lo largo
de los últimos cuarenta años y por ello, es por lo que estoy seguro que nos
levantaremos. Y si trabajamos todos unidos, seguro que terminaremos ganando la batalla.
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