jueves, 13 de enero de 2011

ESPERPENTO


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Así, como esperpento, podrían definirse muchas de las conductas y situaciones que de forma general, se dan en la sociedad española. Podría decirse que esta forma literaria creada por uno de nuestros gallegos más universales e ilustres, y conocido por D. Ramón María del Valle-Inclán y Montenegro, (su verdadero nombre era Ramón José Simón Valle Peña ) no podría haber tenido mejor lugar de origen que esta España nuestra, tan peculiar ella.

El esperpento es la deformación grotesca de la realidad, y como tal, lo que su creador buscó con esa nueva forma poética fue poder describir graciosa y burlescamente a la sociedad contemporánea a su tiempo. Y ello, gracias a la inspiración que las simpáticas y graciosas deformaciones que unos espejos de un bar del madrileño Callejón del Gato (en las inmediaciones de la Puerta del Sol) infundieron en nuestro dramaturgo, poeta y novelista.
Si en 1920, que es cuando Valle-Inclán utiliza por primera vez la palabra esperpento, esta tenía una más que justificada utilización por el comportamiento, tanto de la sociedad como de la clase dirigente de entonces, hoy y después de noventa años (75 desde su muerte, el 5 de enero de 1936) lo que hay que decir es que su uso se hace imprescindible ante el cúmulo de despropósitos en los que caen quienes nos marcan las pautas a seguir.
Miremos para donde miremos, igual da que sea a nivel nacional como a nivel local, nos encontramos con situaciones que son de lo más absurdas; por ejemplo: ¿No es grotesco acaso, que se llamen y hagan llamar socialistas personas como Felipe González, Paco Vázquez o el presidente del Congreso, José Bono? Pero, ¿qué clase de principios socialistas  son los que propugnan hoy estos personajes? ¿Qué creen vds. que, sobre esto, diría y escribiría, si hoy viviese, el republicano Valle-Inclán?, o ¿cómo creen vds. que reaccionaría el padre del socialismo español, Pablo Iglesias, si hoy volviese a la vida? De entrada, estoy seguro de que coincidiría con el conde de Romanones y terminaría por decir aquello de: “Joder, qué tropa”.
¿No es esperpéntico, también, que la justicia española condene con cárcel, como hizo a través de la Audiencia de Guipúzcoa, a cuatro guardias civiles por extralimitarse en sus funciones con los etarras que volaron la T-4 de Barajas? Y, además de tener que ir a la cárcel, también fueron condenados con indemnizar a los etarras Portu y  Sarasola con 18.000 y 6.000 euros respectivamente por causarles, dice la Justicia, daños físicos y psíquicos. ¿No es esto ridículo? Es cierto que quien se pasa en sus atribuciones y no respeta la ley, debe de ser sancionado, más la cuestión es cómo es posible que la ley se tenga que aplicar de igual forma con quienes defienden a la sociedad que con quienes asesinan a la sociedad.

Y es que ejemplos como para resaltar la ridiculez de ciertos comportamientos nos los encontramos por docenas todos los días. En Galicia, el nuevo y flamante portavoz de los socialistas gallegos en el Parlamento autónomo, Abel Losada, se lamentaba el otro día de que el presidente Feijóo no interrumpiese su viaje por Brasil por las cifras récord de parados que hay en nuestra comunidad. Mas hasta ahora, ni él ni nadie del PSdeG se acordaron de denunciar los períodos vacacionales ni del sr. Zapatero ni de nadie de su gabinete de gobierno, a pesar de que en España somos, y desde hace tiempo ya, campeones de campeones en esto del desempleo.

Y siguiendo con este tipo de ejemplos, ¿qué sentido tiene quejarse de que en Galicia hay más de 58.000 familias que tienen a todos sus miembros activos desempleados, como dijo la pasada semana en un artículo de prensa en este mismo periódico un líder sindical comarcal y permanecer sin mover ficha? O lo que es lo mismo, ¿no creen vds. que es un tanto burlesco que en Ferrolterra nos acerquemos a los 15.000 parados y que entre las tres comarcas rocemos ya los 18.000, y que quienes dicen defender a los trabajadores (partidos políticos y sindicatos) continúen de brazos cruzados? ¿Acaso no es un desatino quejarse, aquí en Ferrol, de la situación de desempleo y por otro lado defender el decreto del carbón que tanto daño hace a estas comarcas? O, qué decir de lo de Astano. Francamente, estas cosas hay muy poca gente que las entienda, y eso suponiendo que haya alguien que efectivamente las entienda.

Como tampoco se puede entender que haya medios de comunicación  que sirvan como noticia, el que Navantia intensifique su acción comercial para intentar conseguir un nuevo contrato. Y es que, dada la situación que vive la empresa, si así no lo hiciese el departamento comercial sería para matarlos.
Resumiendo, tenemos una clase dirigente a la que da ganas de mandar al carajo.

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